Susana Téllez, en el campamento de Raúl Reyes en el mes de abril 2005 |
ROSTROS INSURGENTES de las MONTAÑAS de COLOMBIA
“En esta lucha unos vamos, otros nos quedaremos en el camino y otros continuarán la lucha que llevamos”
MENSAJE de ´Susana´ (Martha Pérez Gutiérrez) y ´Diana´ (Doris Torrez Bohórquez), el 16 de diciembre de 2008 desde
el territorio nicaragüense [1]
Decidí titular la entrevista con la cita que precede, porque refleja la posición ante la lucha pero
también la inquebrantable decisión de una mujer colombiana que un día, cuando
solo tenia 12-13 años, decidió ingresar a las filas guerrilleras.
La entrevista inédita en español
(solo salió en sueco) de un día de abril de 2005 a la guerrillera SUSANA TÉLLEZ, es una de aquellas
entrevistas que uno como reportero siempre recordará.
Tocamos un tema recurrente para
la prensa internacional y que es el que se convirtió en un caballito de batalla
cada vez que hablan sobre las
acusaciones de “abuso sexual a las guerrilleras” por parte de los comandantes; del
“reclutamiento forzoso de menores”, del “machismo” en la guerrilla, etc.
No, no se trata de decir que esta
entrevista es exclusiva, lo que sí podemos decir es que está impregnada de
sencillez y seguridad política de una mujer formada en la guerrilla que
responde y entrega a su causa, algo de si misma.
SUSANA TÉLLEZ TENIA SU “caleta” al lado de la mía en el
campamento, aquellas semanas del 2005
cuando hice un recorrido por varios campamentos del Bloque Sur de las FARC-EP.
Susana pertenecía al “Cordón de Seguridad” del comandante del Secretariado,
Raúl Reyes.
Pasado un tiempo y cuando me encontraba en Venezuela el 1º de
marzo de 2008, recibí la llamada de un colega venezolano que me dio la
noticia; “El campamento de Raúl Reyes ha sido bombardeado y ha muerto el comandante junto con una veintena de
guerrilleros”.
No habían pasado tres años desde
que había hecho los reportajes en el Putumayo e instintivamente pensé en todos
esos guerrilleros que habían muerto. Pero también en las personas que había
entrevistado. Entre ellas Susana, Arnobis o Catarina.
De los tres, supe unas semanas
después, que Susana se había salvado junto con Diana, la joven muchacha de solo
22 años y una universitaria mexicana, Lucia Morett, aunque las tres fueron gravemente heridas. Arnobis, el fornido negro
encargado de la ametralladora del campamento, había fallecido o mejor dicho, había sido rematado por sus graves heridas, mientras
que de Catarina, una guerrillera veterana con más de 30 años en las FARC, pues no
tuve más noticias de ella durante mucho tiempo.
Hace unos meses, topé con ella,
allá en la selva guerrillera y me contó que había salido a una misión un tiempo
antes del bombardeo y gracias a esa tarea se salvó de las bombas de Uribe y Santos.
No le importó nada al dúo
militarista Uribe&Santos que el territorio ecuatoriano fuera violado e invadido por las
bombas y posteriormente por las tropas de las Fuerzas Especiales del Ejército
colombiano.
EN LA ENTREVISTA, SUSANA RELATÓ, como algo
natural, que “un día cualquiera decidí ingresar a la Universidad Fariana, la
universidad más grande del mundo donde uno aprende verdaderamente, a ver la luz y el camino correcto”. Su
optimismo y firmeza se sentía en esas palabras pese a que su rostro insurgente
dejaba ver la hermosura de una mujer, que si no fuera por el uniforme verde
olivo, hubiera podido ser una modelo bien remunerada.
Y esa firmeza y fidelidad a la
lucha del pueblo colombiano y a la organización levantada en armas, se
escuchaba ese día en Managua, ocho días antes de la Navidad el 2008 cuando ella
y Diana expresaron lo siguiente:
“Jamás
renunciaremos a nuestros principios y el que verdaderamente se considere
revolucionario no se vende por un triste peso ni aun en las peores
condiciones”.
“Uribe tú asesinaste el intercambio
humanitario mandando a bombardear lo que verdaderamente era el campamento de
paz, una labor significativa que venía realizando nuestro inolvidable camarada
Raúl Reyes”.
“Somos testigos de cargo y sabemos
muchas cosas que esconde este señor (Uribe) y además somos las únicas
sobrevivientes al ataque del 1 de marzo (2008) donde miramos como a todos los
heridos los remataban y destrozaban sus cuerpos. Los militares colombianos nos
cogieron heridas. No nos dieron primeros auxilios, nos acosaron sexualmente y
fuimos sometidas a un intenso interrogatorio por parte del ejército
colombiano”.
FUERON LAS PALABRAS, el 16 de diciembre de 2008,
desde Managua. El valiente presidente sandinista Daniel Ortega, no solo retó al
“Israel de Suramérica”, sino también al Imperio, dando el derecho universal de
asilo político a dos guerrilleras y a la estudiante mexicana, sabiendo que sería
acusado por la Casa Blanca y la derecha local de “esconder terroristas”.
Ortega lo que en realidad hizo
fue dar una casa y paz a dos luchadoras
populares que no temían morir en el
campo de batalla y que se negaron, esa madrugada del 1° de marzo de 2008, a aceptar
la oferta millonaria de un ejército invasor. El mismo que trata de abortar los
anhelos de paz.
Reproducimos la entrevista del
2005 como un aporte a la historia del
pueblo colombiano en la serie de reportajes “ROSTRO INSURGENTE”, rostros que no se vendieron ni se venden, hijas
e hijos de un pueblo noble y combativo.
Dick
Emanuelsson
Tegucigalpa 2012-12-12
Susana Tellez, en abril de 2005, campamento del comandante Raúl Reyes. |
“Lo más importante que
uno tiene es la moral revolucionaria”.
Susana Téllez.
“Los intereses del pueblo
están por arriba de todo”
2005-04-21 / Departamento de Putumayo / Sur de Colombia.
Por
Dick Emanuelsson
Transcripción de Ingrid Storgen
MENSAJE de ´Susana´ (Martha Pérez Gutiérrez) y ´Diana´ (Doris Torrez Bohórquez), el 16 de diciembre de 2008 desde
el territorio nicaragüense [1]
Dick
Emanuelsson: ¿Susana es tu nombre de guerra, cierto? ¿Tienes también un apellido de
guerra?
Susana
Téllez: Sí, soy Susana Téllez
DE:
¿Por
qué ese nombre?
ST:
En
homenaje a una guerrillera ejemplar que dio la vida en esta lucha
revolucionaria e igual que ella nos unimos como una humilde hija del pueblo
para liberar a Colombia.
DE:
¿Cuántos
años tienes tú?
ST:
25.
DE:
¿Cuánto
tiempo llevas en el movimiento guerrillero?
ST:
Ingresé
en noviembre del ’92, aproximadamente unos 12 ó 13 años.
DE:
Bien
sardinita como dicen aquí en Colombia.
ST:
Si,
pollita ingresé pero la edad no importa para el sacrificio que uno está
haciendo porque cada uno de los que empuñamos las armas, sea hombre o mujer lo
hacemos de manera voluntaria porque no queremos ver más sufrimiento ni
explotación del hombre por el hombre.
DE:
¿Cómo
fue tu infancia, eran muchos hermanos?
ST:
Si,
muchos hermanos, hermanas, vivimos en un hogar humilde con mi mamá, papá, desde
pequeños vimos los sufrimientos, vimos la explotación, vimos crueldad,
corrupción, de todo. Y mi familia también ha sido de trayectoria revolucionaria
y un día cualquiera decidí ingresar a la Universidad Fariana ,
la universidad más grande del mundo donde uno aprende verdaderamente, ve la luz
y el camino correcto.
DE:
Pero
tú pasaste también por la escuela pública.
ST:
Lógico,
hice primaria, bachillerato, pero al igual que todos los jóvenes que quedaron
sin opción de trabajo porque realmente, este país no le brinda a los jóvenes
oportunidad de nada para que se desarrolle. No hay garantías para eso.
DE:
En
esa infancia ¿tú viviste la intolerancia de la que se habla mucho, del estado
colombiano, del ejército, la policía? ¿Como trataban a la gente, qué expresión
tomaba esos abusos?
ST:
Si
que la vivimos, no en carne propia pero vimos como la vivían nuestros vecinos,
algunos de ellos fueron torturados, les tocó irse de sus pueblos dejando sus
casas, sus familias abandonadas porque los tildaban de lo peor, de
guerrilleros. Y ellos sin saber qué era la lucha guerrillera, o porque
directamente invadían sus casas y sus tierras para hacer sus viviendas. Tierras
para los terratenientes que tenían cantidad de tierra de sobra. Entonces, los
torturaban, los encarcelaban, les daban tantas horas para que abandonaran el
pueblo y nosotros vimos todos esos sufrimientos muy paramilitarizados. En vista
a eso decidimos ingresar a las FARC.
El ingreso a las FARC
DE:
¿No
solamente tú sino también varios hermanos?
ST:
No,
de mi familia soy yo la única, pero también mucha gente de mi pueblo, muchos
amigos estudiantes también ingresaron a las FARC.
DE:
Y
cuando ingresaste no había alguna duda de parte de los comandantes cuando tú
querías ingresar ¿o te recibieron así, como bienvenida?
ST:
No,
a uno le explican, porque como te he dicho, mi familia ha sido muy
revolucionaria y el pueblo donde me crié ha sentido el despertar, fue un pueblo
que echó para delante y vio la injusticia. Vi muchos compañeros que iban por
los alrededores de la casa, te orientaban sobre como era la guerrilla. En base
a todo eso nos dieron un tiempo para pensar qué es lo que había que hacer,
adonde había que ir, hablaban de un arma, de un uniforme, de una mujer, de un hombre, que lo que hay que hacer es
ser independiente y lo hará uno por voluntad propia porque allí hay que luchar
por un pueblo. Y que lo pensemos.
DE:
¿No
se trataba de una decisión forzosa?
ST:
¡No,
no, no, para nada!
DE:
Porque
a veces se escucha esa idea en la prensa de acá.
ST:
Claro,
es que a veces eso es lo que hacen los medios de comunicación del estado porque
esa es la misión de ellos. Decir que a la guerrilla lo traen a uno obligado,
que aquí tienen niños y se violan los derechos humanos y que esto y que lo otro. Hablan lo peor de
nosotros, nunca podemos esperar que hablen bien. Y aquí la realidad es que a
uno le dicen ¡“piénsenlo”! porque allá las cosas no son de color de rosa, no
son fáciles. Esto no es un club de deporte ni un paseo, uno cuando viene acá
tiene que estar decidido.
Entonces, me dieron un tiempo determinado al
decirme piénselo y a hablar con mi familia. Mi mamá me preguntaba ¿si estaba
lista, si sabía lo que iba a hacer? y me vine. Ingresé a la guerrilla y empecé
a hacer lo normal que uno hace en una organización.
DE:
De
todos modos ¿no es una edad donde las niñas y los niños tienen que jugar, o
estudiar? ¿No es así esa infancia, o sea, los niños no existían en tu pueblo?
ST:
Imagínese,
qué infancia uno va a tener en este país, donde a uno no le dejan tener una
vida en paz, donde el estado hace lo que quiere. ¿Qué infancia puede tener uno?
Una vida donde uno no tiene acceso a nada, no tiene acceso a deporte, no tiene
acceso a estudio digno, no. Para vivir en esa situación cruel en la que viven
millones y millones de colombianos uno ingresa a esta universidad, que aquí,
si, se aprende, a uno le enseñan como es verdaderamente el hombre nuevo.
DE:
O
sea que ¿mucha pobreza también empuja a mucha gente al movimiento armado?
ST:
Claro,
pobreza, falta de educación, falta de vivienda, precisamente por eso es que hay
guerrilla. Debido a todas esas necesidades y faltas es que hay confrontación en
el país.
La mortalidad infantil y
exclusión escolar
DE:
Según
una investigación de Naciones Unidas, el Banco Mundial ha dicho que el año
pasado 23 niños morían diariamente en Colombia por falta de alimentación. Mejor
dicho, mueren por hambre.
ST:
Claro.
DE:
Justamente
hay 3 millones de niños que están
excluidos del sistema escolar y sus padres no tienen plata para mandarlos a la
escuela, pagar sus uniformes. ¿Eso también lo veías en tu pueblo?
ST:
No
solamente en el mío sino en muchos pueblos, esto es todo generalizado en todo
el país y es culpa del estado colombiano en asesoría con los gringos, con el
imperialismo. Porque precisamente el gobierno colombiano es un títere de lo que
digan los Estados Unidos, entonces, toda esa cantidad de cifras que diga la ONU pasa de ahí, pero ellos
dicen tantos niños mueren de desnutrición, que hay tanta pobreza absoluta, pero
nunca se ocupan de decir que quien generó este problema, ¿por qué hay
desnutrición, por qué hay hambre y explotación? Dicen, tantos niños mueren a
diario pero no dicen las causas, que es lo que decirle al pueblo. Hay miseria
porque es el estado el que se ha robado todo, no ha administrado como debe ser
a Colombia
Los
primeros pininos en la guerrilla
DE:
¿El
primer tiempo en la guerrilla cómo fue, duro, mucho sacrificio?
ST:
Uno
en la primera etapa que pasa en la guerrilla es como decir de los primeros
pininos. Uno va de la infancia a la adolescencia, a la juventud, bueno, aquí al
llegar a la guerrilla uno da sus primeros pasos. Es un poco duro porque no está acostumbrado, pasa por un
curso básico donde justamente nos enseñan lo básico, como es la vida cotidiana,
como es desde que uno se levanta hasta que se acuesta, se aprende a formar para
entrar al curso, aprende a comer, el baño. Todo eso es el curso básico.
La organización como es político-militar, te
enseña también como es la política, porque es la situación del país a nivel nacional e internacional
y la vida militar.
DE:
¿Tú
te acostumbraste en ese tiempo a la nueva vida?
ST:
Si,
claro, me acostumbré, uno siente esta lucha tan de uno. Uno sale de donde están
las guerrilleras y guerrilleros y a
uno le hacen falta, se siente mal cuando no estamos cerca, obviamente uno no se
olvida de la mamá o el papá, siempre los recuerda, pero se acostumbra y quiere mucho a los camaradas.
DE:
¿Qué
recuerdo tienes del primer combate?
ST:
La
experiencia de uno en la parte militar, como te digo, es de temor, pero cuando
uno lo hace por amor a un pueblo y aunque sepas que a quienes estás enfrentando
son hermanos también, que son hijos de los pobres, que lo hacen por una libreta
(militar) y defienden los intereses de los ricos, a uno le da cosa.
Pero uno no puede dejar la lucha atrás, uno
tiene que defenderla y le toca enfrentarse a ellos. Entonces, la primera vez es
como la de cualquier experiencia a la que uno no está acostumbrado pero luego
se va acostumbrando.
DE:
¿Le
da miedo a uno, no?
ST:
Si,
lógico, pero es como todo, al miedo no le hicieron pantalones. Lo más
importante que uno tiene es la moral revolucionaria. Resistencia para enfrentar
cualquier situación por difícil que sea.
Las temerarias
guerrilleras
DE:
¿Y
cómo se prepara para un combate, militarmente, psíquicamente?
ST:
Todo,
se prepara uno militarmente, políticamente, todo. Sabe que uno allá no va a
enfrentarse con niñas para un reinado de belleza, uno va a una confrontación de
hombre a hombre y de cara a cara. Uno tiene que ir preparado.
DE:
¿O
mujer contra hombre?
ST:
No.
DE:
El
40% de la guerrilla está formado por mujeres en las FARC pero el ejército no
tiene mujeres.
ST:
¡Resultamos
verracas! Nosotras, enfrentándonos al ejército que no tiene mujeres según ellos,
pero cogen mujeres y las hacen pasar
como “mujeres de honor”, o “mujeres de acero” y es mentira.
DE:
Hay
varios testimonios en la prensa de soldados que han enfrentado a la guerrilla y
han dicho que las más berracas, eran las mujeres sin ningún temor, que eran muy
valientes y que son guerreras muy duras.
ST:
¡Ah,
eso sí, claro! Muy berracas, aquí hay compañeras, camaradas muy valientes que
están ocupando puestos de dirección debido a sus méritos, a su sacrificio y
abnegación. Y en el combate están en la primera línea de fuego, eso es cierto
que son muy valientes.
A veces los soldados lo dicen porque les ha
tocado vivir la experiencia, que los han capturado, los han hecho rendir en
combate y ellos hacen su anécdota.
DE:
¡Y
eso que es un país machista! ¿Un poco raro eso, no?
ST:
¡Ah
no!, pero eso tienen que reconocerlo porque es así.
La vida cotidiana en el
campamento
DE:
Dime
como es la vida en el campamento, ¿a qué hora se levantan y cuándo se acuestan,
cuáles son las tareas cotidianas en el campamento cuando no están en un frente
de combate?
ST:
Las
tareas las contemplan las normas internas de comando, porque nosotros tenemos
estatutos y reglamentos y allí está lo cotidiano de la vida guerrillera. Es
como decir la guía, la constitución nuestra donde está lo que debemos y lo que no debemos hacer. Uno
comienza desde las 0:4:20 de la mañana. Un pitazo para levantarse, dos pitadas para formar equipo. Arma, caleta, equipo
todo bien organizado para revisar todo el personal y a partir de ahí a las 6 el
desayuno, a las 7 el aseo general del campamento. Luego pasa uno a noticias,
hace un análisis de las noticias, después, según como esté planificado el
trabajo, porque aquí hacemos actividades bien sea de trabajo materiales o la
cuestión del aula.
Y el campamento bien organizado donde esté
todo en su orden, luego hay un comedor donde uno recibe sus alimentos en
formación y comemos todos juntos en ese comedor.
Desayunó, almorzó, cenó y luego va y lava la
olla y la amarra a su equipo, no puede tener uno suelta una olla, ni cucharas
sueltas, ni jarros sueltos. Hay también una parte que se llama los orinales y
las compañeras los tenemos aparte de los compañeros. Lo mismo los sanitarios a
los que llamamos zanjas.
Para el baño (en la tarde) también dan un
tiempo estipulado, todo bien organizado, uno se baña y coloca su presentación.
Cuando uno va a hacer un trabajo coloca lo que llamamos sudadera, una camiseta
para trabajar.
Hora de bañarse, pero siempre preparado por el asalto del enemigo. |
Las parejas guerrilleras
DE:
Aquí
también hay muchas parejas. ¿Tú tienes también un compañero?
ST:
No,
en este momento no tengo compañero. Aquí la vida de pareja es muy normal, es
muy distinta a la vida de civil. Porque tu en la vida civil tienes a tu
compañera y tienes que pensar que hay que buscar un salario para costear los
hijos, que la comida, mientras que acá no. Acá es la organización la que le
costea a uno la comida, el uniforme, todo y uno comparte la vida afectiva.
Aunque la vida afectiva, aparte de la
sentimental, la comparte uno a diario con los demás camaradas por la vida que
llevamos, pero cuando no tienes pareja es lo normal. Uno se asocia, hace el
compromiso de asociarse y cada uno responde por sus cosas, el día que no
queremos estar más no hay ningún problema. Usted para un lado, usted para el
otro y ahí seguimos normal como amigos.
DE:
¿No
hay ninguna pelea política de reparto?
ST:
No,
no hay reparto de bienes, aquí caleta (la cama, escritorio) nada más. Es nada
más como compartir el afecto con alguien, aquí el compromiso que uno tiene no
es con el compañero, no es la lucha de hombre y mujer, es lucha de clases de todos,
negros, blancos, mulatos, indios, de todos. Y el final de la pareja es normal.
DE:
Pero
es duro cuando la pareja tiene que separarse por razones militares, que mandan
a uno a un (otro) campamento y queda el otro acá.
ST:
Si,
como te digo, todos tenemos sentimientos, el hecho de que uno sea guerrillero y
esté acá no significa que uno sea de fierro. Porque somos guerreros y empuñamos
las armas por amor al pueblo. Entonces, lógico, sentimos, a uno le da nostalgia
que se vaya el compañero con el que uno comparte la parte afectiva o alguna
tarea. Pero también hay que meterle mente, decir, hombre que acá no ingresé con
un compañero. Si ingresé no fue por el compromiso con él sino por la lucha del
pueblo, los intereses del pueblo están por arriba de todo. No estamos acá por
cuestiones sentimentales, tenemos que hacerle a eso cara dura.
DE:
¿Y
cuando muere un compañero en un combate cómo se siente uno?
ST:
Sí, nos sentimos nostálgicos, pero también
tenemos que entender que en esta lucha unos vamos, otros nos quedaremos en el
camino y otros continuarán la lucha que llevamos, así es esta lucha, o sea, no
dejar que esa tristeza o esa nostalgia nos invada y sea el motivo para tener nuestra causa. Ante eso el aliciente para seguir nuestra causa
adelante nos da la fuerza y la moral para continuar la lucha.
DE:
Cuéntanos
un episodio dramático que te haya pasado en todos estos años.
ST:
Dramático,
dramático, eh. . .
DE:
¿Alguna
emboscada?
ST:
Si,
con bombardeos cuando han estado por ahí los bombardeos cerca, bueno ese
episodio lo normal, el episodio puede ser que lo embosquen a uno o que le maten
a uno alrededor a compañeros, puede
ser un asalto, pero no ha habido
episodios para contar así. Hubo pequeñas experiencias, emboscadas.
Leishmaniasis, la “lepra de la selva”
DE:
No
solamente aquí en la selva, en la sabana, en la montaña no está solo el
enemigo, hay muchos animales. A ti te ha picado en la mejilla un pito (familiar
al zancudo), ese tipo de alimañas te
dan leishmaniasis [2]. Me contaron
que te aplicaron 300 inyecciones para curarte. Esa leishmaniasis es la que los
militares llaman la enfermedad de la guerrilla y es una enfermedad que
cualquier campesino que se encuentre en la selva puede también tener.
ST:
Si,
acá es algo normal, cotidiano de la selva y se llama leishmaniasis.
DE:
O
la lepra de la selva.
ST:
Si,
pero nosotros ya no nos asombramos. No, para
nosotros es algo normal como la picadura de un zancudo, porque se aplica la
droga y continúa uno trabajando. A mi me dio aquí en la mejilla y me dieron
cantidad de inyecciones porque debido a dificultades de tiempo y todo eso, no
me las apliqué y por eso me llevó bastante tiempo. Pero no, yo la sentí normal,
no es una enfermedad que lo tire a uno en cama. Lógicamente cuando te da no
puedes recibir tanto calor. Entonces nuestros superiores nos hacen no
acalorarse tanto y uno espera que pase el procedimiento.
En cambio los soldados que están enfrentando
el Plan Patriota, tantos soldados, como 300 . . .
DE:
No,
son 4 000 soldados que han sido desmovilizados según el general Ospina,
jefe de la fuerza militar.
ST:
¿Por cuestión de leishmaniasis?
DE:
Por
cuestión de leishmaniasis y los soldados del Plan Patriota son 20 mil en total
mientras ustedes llevan 40 años aquí en la selva.
ST:
Imagínese,
y echándose a morir por leishmaniasis, no, no es posible. [risas]. . .
DE:
¿Será
que están ocultando las bajas, justamente, por la leishmaniasis’?
ST:
Si,
yo creo que si, les da pena, claro, a ellos no les conviene decirlo. Además no
están acostumbrados a lo inhóspito, a la selva, se sienten mal. En cambio uno
como guerrillero ya conoce la selva como la palma de su mano.
“No se
acepta el machismo”
DE:
¿Cómo
es el machismo en la guerrilla?
ST:
No,
aquí se combate eso. Aquí, como te digo, la lucha no es de hombre a mujer, de
mujer a hombre, la lucha es de clase y aquí se combate, no se acepta el
machismo.
DE:
Lógicamente
de todas maneras…
ST:
Claro,
uno no va a decir que no hay rezagos de la vida civil, aquí ingresamos con
algunos rezagos de la vida civil, cierto machismo y no solamente en el hombre, sino en la mujer, también. Pero que
poco a poco en el combate y la experiencia, uno va dejando todo lo que trae de
la vida burguesa y va construyendo el Hombre Nuevo. Entonces, cuando un
compañero o compañera empieza con cosas como el machismo, le llaman la
atención. Se les dice, ¡cómo compañero, acá las cosas no son así, acá estamos
luchando por la misma causa, acá
somos todos iguales hombre y mujer, nuestros deberes y nuestros derechos son
iguales para todos!
Las organizaciones ligadas
a las FARC
DE:
El
otro día tú diste una charla muy interesante sobre las organizaciones sociales
que están muy ligadas a las FARC como el Partido Comunista Clandestino donde
todos los guerrilleros son miembros de esas células y también el Movimiento
Bolivariano Clandestino. Hablaste sobre las Milicias Bolivarianas y sobre las Milicias
Populares. En un breve resumen cuéntanos un poco qué son estas organizaciones.
ST:
En
las FARC además que tenemos una cantidad de hombres y mujeres se planteó en las
conclusiones de las distintas conferencias, de los plenos, ¡metamos pueblo,
metamos la organización del pueblo, necesitamos invitar al pueblo! Se
estableció entonces el Partido Comunista Clandestino Colombiano, PCCC, el
Movimiento Bolivariano, las Milicias Populares, las Milicias Bolivarianas, es
decir, no necesitamos que todos vengan y empuñen un arma.
De ahí brindamos nociones a esta gente de
organizaciones políticas donde la gente se integra y también desde allí ayuda a
organizar este pueblo. Hay dirigentes también, dentro de este tipo de
organizaciones. Por ejemplo, el Movimiento Bolivariano es un movimiento amplio,
clandestino, que está a nivel nacional e internacional donde uno le dice a la
gente que tiene la opción de aportar su grano de arena y en debido caso es un
planteamiento político para cambiar de raíz este estado. Mucha es la gente que
integra el Movimiento Bolivariano. Es un movimiento amplio, clandestino donde
cabe todo el mundo a excepción del enemigo declarado.
DE:
O
sea, no es una contradicción ser un movimiento amplio y al mismo tiempo
clandestino.
ST:
Más
de uno dice como puede ser un movimiento amplio y clandestino a la vez pero se
está haciendo la experiencia. Hay mucha gente que está y en la conciencia de la
gente y en el educarse se ve que hay una necesidad de que estén en la
clandestinidad. Porque hemos tenido una experiencia bastante dolorosa y no la
queremos repetir que fue el exterminio de uno a uno, de los compañeros de la Unión Patriótica ,
(UP) que la exterminaron toda. El estado la acabó moralmente, físicamente, de
todas las formas.
La construcción de la Nueva Colombia
DE:
Qué
piensas del futuro. ¿Tú tienes optimismo por el desarrollo militar y político
de las FARC?
ST:
Claro,
claro, es que obviamente todo revolucionario por ley, por derecho pensamos
nosotros, vemos nosotros el poder cerca, la construcción de la Nueva Colombia y
nunca vamos a desmayar porque queremos ver a Colombia liberada pronto.
DE:
Aunque
estamos en pleno centro del huracán del Plan Patriota que tiene la aviación en
bombardeos, más de 20 mil hombres.
ST:
Si,
es bastante grande pero no nos asusta, habrá muchas cosas pero el triunfo está
cerca y vamos a llegar. Algunos nos preguntan pero cómo tantos años y no se ha
tomado el poder. Pero bueno, lentos pero seguros porque tampoco queremos irnos
al poder y que nos caiga. Luego, cuánto necesitaríamos para
volver a empezar lo que ya construimos, por eso vamos lentos pero seguros y el
optimismo es de todos los días y es de nuestros superiores y camaradas.
Si la mamá ha lavado y planchado la ropa del muchacho antes, en la guerrilla le toca a él hacer las mismas tareas como las guerrilleras. Los mismos derechos y deberes. |
“Explotadas sexualmente
por los comandantes”
DE:
Muchas
acusaciones a las FARC son sobre que las mujeres han sido explotadas
sexualmente en el movimiento guerrillero. ¿Qué piensas tu, has escuchado de
alguna guerrillera que haya sido abusada por algún comandante o algún
compañero?
ST:
Como
te decía anteriormente, al principio de esta entrevista, esa es una de las
tantas mentiras que a diario viven lanzando sobre nosotros desde los medios de
comunicación. Yo creo que van a buscar y ya no van a encontrar qué decir de,
nos tratan de narcoterroristas, de lo peor. Que las mujeres son maltratadas
sexualmente, que son sirvientas de los guerrilleros, que somos. . . ¡Mentira! Aquí si uno quiso estar con un
compañero, está, si no, no. Aquí
cada uno se forja su destino y cada uno se crea una meta. Si uno quiere ser
alguien, lo logra. Aquí nadie tiene un mérito sino es por uno, no por una cara
o un cuerpo bonito, aquí uno tiene que forjarse.
Esas son artimañas que se buscan los medios de
comunicación para ponernos por el suelo y para que otra gente que vea como una
opción a las FARC, no ingrese al movimiento.
DE:
Cuando
haya paz, cuando ya la revolución haya triunfado, ¿qué quieres hacer tú?
ST: Cuando ya
triunfemos, seguir sin miedo al Ejército Revolucionario. Y me gustaría poder
seguir hablando con toda la gente, seguir en la organización de apoyo,
incentivándolos porque ahí es cuando se viene la batalla más dura. No es tanto
tomar el poder, sino mantenerse, es cuando más me gustaría trabajar.
DE:
¿Y
tener familia, niños?
ST:
No,
niños no.
DE:
¿Pero
vas a querer?
ST:
Claro,
cuando ya se termine todo esto. Pero me siento orgullosa así como estoy, dando
el todo por el todo por liberar a Colombia.
DE:
Muchísimas
gracias.
ST:
Muchas
gracias a ti que a través de este medio nos das la posibilidad de expresarnos
para decir que es lo que estamos haciendo por el pueblo. Y decirles la verdad
al gobierno corrupto y a todos los asesores gringos que están metiendo las
narices donde no deben y saqueando nuestras riquezas.
[1]
Mensaje de “Susana”
(Martha Pérez Gutiérrez) y Diana (Doris Torrez Bohórquez), guerrilleras
sobrevivientes de la masacre de Sucumbíos el 1 de Marzo de 2008
[2] Leishmaniasis, Wikipedia.
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