ANNCOL / 2012-12-05 / En un nuevo comunicado del Secretariado de las FARC, la cúpula insurgente llama al pueblo colombiano a movilizarse para no ser excluido en el Proceso de Paz.
En el texto enviado a nuestra
redacción, el Secretariado insiste ver el proceso iniciado en la Habana como un
“punto de encuentro de dos maneras de ver la problemática nacional y de
plantear su resolución. De un lado está la óptica del gobierno, que defiende
las clases pudientes y la inmovilidad del orden vigente. Del otro, la propuesta
de la insurgencia, construida desde la visión de los sectores populares que
urgen y claman por cambios. Nos parece normal que en un comienzo las posiciones
se presenten lejanas”.
Dice el comunicado que en las
diferentes partes de la geografía nacional, los guerrilleros reciben
impresiones de la población que expresa una gran esperanza de lograr una vez y
para siempre la anhelada paz con justicia social.
También sostiene que la Delegación
de Paz de la guerrilla en la Habana, reciben muchos mensajes y propuestas para
fortalecer los mecanismos y la misma agenda política del proceso.
“Nuestro
empeño apunta a que las voces de todos los colombianos resulten bienvenidas en
el proceso de conversaciones. Sólo así creemos que puede crearse una paz
duradera. ¿Significa esto una agenda paralela, en contravía de lo acordado
hasta el momento? De ninguna manera. Se trata tan solo del desarrollo
consecuente del preámbulo del Acuerdo General, un imperativo de primer orden y
de simple sentido común”, afirma el Secretariado de las FARC que llama al
pueblo de tomar las riendas:
“Es la población colombiana quien soporta la enorme carga
tributaria que el Estado impone para poner en marcha el gigantesco aparato
militar con el que se pretende acabar a la insurgencia. El ciudadano del común
ve crecer incesantes las cargas presupuestales destinadas al mantenimiento de
un desproporcionado Ejército, en detrimento de la inversión en salud,
educación, vivienda, obras públicas, ciencia y tecnología. Todo lo cual explica
las motivaciones y el papel cardinal desempeñado por las organizaciones
sociales colombianas en el impulso a la apertura del escenario de diálogo y
concertación. (. . .) El país entero tiene que movilizarse a exigir su
participación decisoria en el proceso de paz”.
A continuación
ANNCOL reproduce el comunicado del Secretariado de las FARC-EP:
Declaración Política del
Secretariado Nacional de las FARC-EP
Las conversaciones que se adelantan entre el gobierno de
Juan Manuel Santos y las FARC-EP en La Habana, despiertan intenso interés en el
conjunto del pueblo colombiano. Las unidades farianas reportan de lo ancho y
largo del país, que la población demanda conocer cada vez más sobre lo que se
discute en Cuba. Igualmente, a la Delegación de Paz de las FARC-EP en la Habana
llega un caudal de mensajes del mismo tenor, voces de aliento y apoyo,
solicitudes de participación, propuestas y proyectos. Se trata de la viva
manifestación de nuestro pueblo por no seguir excluido de las decisiones
nacionales.
La Mesa de La Habana es el punto de encuentro de dos maneras
de ver la problemática nacional y de plantear su resolución. De un lado está la
óptica del gobierno, que defiende las clases pudientes y la inmovilidad del
orden vigente. Del otro, la propuesta de la insurgencia, construida desde la
visión de los sectores populares que urgen y claman por cambios. Nos parece
normal que en un comienzo las posiciones se presenten lejanas. El esfuerzo
consiste en poner a prueba el arte de ensartar perlas, como definía John
Agudelo Ríos al oficio de acercar posiciones, flexibilizar y construir salidas
satisfactorias para las dos partes.
Nuestro empeño apunta a que las voces de todos los
colombianos resulten bienvenidas en el proceso de conversaciones. Sólo así
creemos que puede crearse una paz duradera. ¿Significa esto una agenda paralela,
en contravía de lo acordado hasta el momento? De ninguna manera. Se trata tan
solo del desarrollo consecuente del preámbulo del Acuerdo General, un
imperativo de primer orden y de simple sentido común. Es sobre los hombros del
grueso de la población que se descargan las más funestas consecuencias del
conflicto armado, y es en su modo de vida miserable donde subyacen las causas
del alzamiento.
Es la población colombiana quien soporta la enorme carga
tributaria que el Estado impone para poner en marcha el gigantesco aparato
militar con el que se pretende acabar a la insurgencia. El ciudadano del común
ve crecer incesantes las cargas presupuestales destinadas al mantenimiento de
un desproporcionado Ejército, en detrimento de la inversión en salud,
educación, vivienda, obras públicas, ciencia y tecnología. Todo lo cual explica
las motivaciones y el papel cardinal desempeñado por las organizaciones
sociales colombianas en el impulso a la apertura del escenario de diálogo y
concertación.
En el contexto de la
participación popular en la construcción de la paz, debe ser centro de la
discusión la creación y consolidación de una democracia auténtica, no sólo para
la Mesa, sino para toda la vida política nacional. Únicamente con una verdadera
democracia podrá Colombia superar la crisis endémica que la aqueja. Su adecuada
conjugación en la actual coyuntura nos puede llevar a feliz puerto, a
democratizar la propiedad de la tierra y el uso del suelo, la vida política,
los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, los medios masivos
de comunicación, la vida misma al interior de las familias.
Todos hemos sido partícipes y víctimas de un conflicto que
pesa ya bastante en los hombros de la nación entera, que como un enorme lastre
nos impide alzar el vuelo hacia mejores horizontes. Definitivamente la paz no
podrá ser resultado de un diálogo alejado del pueblo de Colombia, de una
decisión por las alturas, de imposiciones unilaterales de cualquier orden. El
país entero tiene que movilizarse a exigir su participación decisoria en el
proceso de paz. Movilicémonos todos para ser por fin escuchados, movilicémonos
todos a democratizar la patria, movilicémonos todos por la recuperación de
nuestra soberanía.
Secretariado
del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 4 de diciembre de 2012.
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