Manifestación de alumnos y profestores de la SENA. |
Por: Pablo Catatumbo – Integrante del secretariado de las FARC-EP
Que sea esta la oportunidad para
hacer llegar a toda la comunidad del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, el
saludo cálido del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia: ¡Adelante con
esta lucha!, fundámosla con las demás expresiones y manifestaciones del
movimiento de masas colombiano, e indudablemente el vencer será nuestro
horizonte seguro.
Pablo Catatumbo |
El
SENA ha sido un bastión de la resistencia a las medidas neoliberales que buscan
acabar dicha institución desde el inicio de la ofensiva neoliberal en Colombia.
La actual coyuntura de lucha se inscribe en la oposición a la reforma
tributaria de Santos, que implicaría el fin de los impuestos parafiscales que
sostienen al SENA, poniéndolo de facto en situación de desfinanciación e
insostenibilidad.
Dicha
reforma ha despertado numerosas críticas en diversos espacios: académicos,
políticos, de opinión, etc. Sin embargo, destaca la oposición que a ésta han
manifestado estudiantes, profesores, empleados y comunidad académica en general
del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, no sólo por la solidez de sus
argumentos y la justeza de su movilización; sino porque además, nos permiten
adentrarnos en la disquisición sobre una temática álgida: La de la Desigualdad Social
en Colombia.
El
gobierno pone en duda la viabilidad a futuro de un centro de estudios que fue
creado durante la dictadura de Rojas Pinilla buscando el acceso a la educación
superior de los sectores populares, y al tiempo, la consolidación de una clase
obrera especializada en las múltiples labores que traería una industrialización
que se avizoraba próxima.
El modelo del SENA es la adopción colombiana del modelo del SENAI
brasilero. Nacían éstas como instituciones educativas que buscaban complejizar
la fuerza de trabajo promedio de los trabajadores de países en vías de
desarrollo bajo el horizonte de la consolidación de una industrialización
garantizada por la sustitución de importaciones.
Como
todas las instituciones públicas de educación creadas bajo el capitalismo (sean
éstas técnicas, o de nivel universitario), su papel adjudicado es el de ser
garantes de una pretendida movilidad social.
Esto
es, de la garantía de la contingencia de que un individuo de un sector social
determinado pueda ascender dentro de la jerarquía social. El ya casi olvidado
Althusser denominó a esto un aparato ideológico del Estado. Esto, hay que
decirlo, no desvirtúa ni relega a segundo plano la lucha de la comunidad del
SENA, ni del grueso del movimiento estudiantil.
La
trama de la movilidad social es una de las expresiones discursivas más
importantes del capitalismo desde sus albores mismos.
Recuerdo
en mi juventud los frecuentes artículos en Time y Selecciones sobre los casos
de multimillonarios estadounidenses que, a punta de sacrificio e innovación, se
levantaban desde las catacumbas miserables de una infancia llena de
necesidades, para convertirse en el súper hombre de la modernidad del capital:
el self – mademan, el caballero de industria construido por su propio esfuerzo.
Era la continua repetición de un cuento que todos los de mi generación
escuchamos: el joven y pobre Henry Ford trabajó duro hasta que paulatina mente
pudo estampar su nombre en el parachoques de los automóviles más vendidos del
mundo. Me Sorprendí años después al enterarme que Selecciones se olvidó de
contarnos que Ford era un furibundo reaccionario que persiguió a muerte los
sindicatos, y que patrocinó libe los y pogromos anti semitas y hasta ayudó a
Hitler. ¡Vaya coincidencia!
Posteriormente,
la academia se sacudió con el cambio de paradigma de las cátedras de economía.
El marxismo, presuntamente superado, era reemplazado por las vertientes
neoclásicas y neoliberales de las ciencias económicas. Un importante sector de
economistas – funcionarios – empresarios empezó a publicitar el famoso “
emprendimiento “ (especie de mutante del entre preneurship de J. A. Schum
peter) como la nueva verdad del mundo empresarial. El relato de vida de Ford es
ahora reconvertido y adornado con interminables arreglos de cálculo y
estadística de alta complejidad para así hacer el discurso más creíble al
adjudicarle una supuesta base científica.
La
movilidad social pareciera ser esa válvula de escape estadística con la que el
sistema argumenta su pretendida justeza. La excepción numérica pasa a ser la
norma. Afortunadamente las crisis sistémicas del capitalismo han desbaratado
estas fabulas y nos devuelven a la cruda realidad: Hoy día, la radicalización
de la contradicción entre el capital y el trabajo es el signo de los tiempos, y
no el triunfo de estos emprendimiento s de ciencia – ficción.
Un
sistema en crisis, y un país en crisis: hoy en Colombia, nadie sensato cree en
el mito de la movilidad social. Siendo el tercer país en el mundo en
estadísticas de
inequidad, con el avance de una rampante y acelerada desindustrialización y la consolidación de la acumulación terrateniente, el país se postra hoy en un estado de cosas donde la única movilidad social es la de los grandes parásitos ligados a la corrupción, el sector financiero o el narcotráfico a quienes el Estado les garantiza día a día mejores condiciones.
inequidad, con el avance de una rampante y acelerada desindustrialización y la consolidación de la acumulación terrateniente, el país se postra hoy en un estado de cosas donde la única movilidad social es la de los grandes parásitos ligados a la corrupción, el sector financiero o el narcotráfico a quienes el Estado les garantiza día a día mejores condiciones.
Mientras los noticieros de Caracol y RCN gastan la casi totalidad de
sus emisiones en mostrar los “horrores” de los huecos de los anden eso de los
puentes peatonales, o peregrinas crónicas sobre ganadores de la lotería en
municipios apartados; la miseria colombiana pareciera no existir en la
televisión. En nuestro recorrido por zonas campesinas e indígenas nos
encontramos día a día con inasistencia médica, hambruna física y con un
pauperismo generalizado; las milicias urbanas reportan la proliferación de
bandas al servicio del narco paramilitarismo en todos los barrios populares de
Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla. El horizonte de oportunidades lleva a la
juventud a las más desesperadas opciones. Y todo, al mismo tiempo de público
conocimiento, y silenciado, oculto.
La
aplicación de un rasgo característico del modelo capitalista contemporáneo que
conlleva el traslado de los llamados “ bienes y servicios sociales “ (salud,
educación, ciencia, tecnología) a las manos del sector privado; significa en la
práctica, el desmonte definitivo del Estado de Bienestar con el que soñó la
socialdemocracia por un largo tiempo (y que el presidente Santos defendía
cuando era el traductor de Tony Blair).
Por
ello las apuestas políticas de los poderosos de Colombia incluyen la batalla a
muerte contra todas las instituciones, colectivos humanos y personalidades que
defienden el acceso a los derechos sociales y económicos, y los valores
redistributivos y de equidad que se han dado en llamar justicia social.
En
febrero pasado Armando Montenegro referenciaba la existencia de una curva
estadística – la “ curva Gatsby “ – que relaciona los dos factores de los que
hemos venido hablando – movilidad y desigualdad social – en un momento dado.
Dicha curva, propuesta por el economista asesor del presidente Barack Obama,
Alan B. Kru ege r, representar ía una herramienta de análisis sin par para
determinar la realidad de un país dado.
Ahora,
cuando los funcionarios del gobierno insisten en la presunta inviabilidad de
las propuestas farianas en la mesa de conversaciones: ¿se someterían a un
examen sobre la desigualdad de su gestión? ¿se aprestarían para la
determinación pública de la curva Gatsby de la Colombia actual?
:::::::::::
Una
adenda: la curva Gatsby debe su nombre a la ya clásica novela de Scott Fitz
gerald, El Gran Gatsby, en donde un joven emprendedor cumple el sueño americano
del ascenso social llegando a ser millonario, pero mediante varias trapisonda s
y jugadas ilegales, mejor dicho, por el atajo del todo vale. En conclusión: una
novela que ironiza un arquetipo social (el del sel f – ma de man).
Ahora
en Colombia hemos de sufrir una auto biografía que lleva a ese arquetipo a su
nivel más patético, se trata del último libro de Álvaro Uribe Vélez, en donde
éste relata el entre preneurship que lo llevó de la regencia del restaurante El
Gran Banano a las consultorías pro – sionistas de la ONU, pasando – sobra
decirlo – por su criminal administración presidencial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario