¿Cual es el papel del ministro en este proceso de paz? se preguntan los colombianos. |
¿¡Por qué no te callas,
Pinzón!?
Las FARC insisten en
una tregua de las hostilidades verbales del ministro de defensa colombiano
ANNCOL / 2012-12-09 / En un comunicado llegado a nuestra redacción, la
delegación de Paz de las FARC en la Habana insta al presidente Santos ordenar a
su ministro de defensa Juan carlos Pinzón que baje su tono hostil que nada sirve en el proceso de
paz.
En texto claro y para citar al rey Juan Carlos, la guerrilla prácticamente
dice; ¿¡”Por qué no te callas, Pinzón”!?
“Ya que el gobierno negó
a los colombianos la posibilidad de un cese bilateral de fuegos que amainara el
derramamiento de sangre y le diera sosiego al pueblo en navidad, conminamos al
Ministro de Defensa para que al menos cese
el fuego de su hostilidad verbal que incesante dispara contra el proceso de paz”,
subraya el comunicado que ANNCOL reproduce abajo:
La “solución final”: una veleidad sin esperanzas
"Odio eterno a los que deseen sangre y la
derramen injustamente”.
Simón Bolívar, Brindis a Morillo,
diciembre de 1820
Ya que el gobierno negó a los colombianos la
posibilidad de un cese bilateral de fuegos que amainara el derramamiento de
sangre y le diera sosiego al pueblo en navidad, conminamos al Ministro de
Defensa para que al menos cese el fuego de su hostilidad verbal que incesante
dispara contra el proceso de paz.
No son los soldados perros de presa
adiestrados para morder a su adversario, como recientemente lo afirmara Luis
Carlos Pinzón. Para las FARC-EP los soldados son también hermanos de patria,
que deben jugar su papel en la búsqueda de la justicia social y la
reconciliación de nuestro país.
Sabemos con certeza que al interior de las
Fuerzas Armadas, en un amplio sector de la oficialidad que actúa en los teatros
de operaciones, la denominada “solución final” de los guerreristas, es una
veleidad sin esperanzas, y como la gran mayoría del pueblo colombiano, también
anhelan la solución política del conflicto. Y los envuelve la experiencia
histórica de que en gran parte las guerras han terminado en acuerdos, como lo
reclaman las costumbres civilizadas. Evidente es que el camino de los sabios es
obrar sin combatir.
A ellos y a todos quienes sienten en su pecho el espíritu patriótico
del Libertador, los llamamos a inspirarse en el ejemplo de generales
latinoamericanos, como Velasco Alvarado que estatizó los diarios y canales de
televisión, nacionalizó el petróleo, hizo la reforma agraria liquidando la
concentración de la tierra y el privilegio de los latifundistas, al tiempo que
defendió la industria peruana limitando las importaciones. Los instamos a tomar
la senda de generales como Juan José Torres, Omar Torrijos y el Coronel de
Abril, Francisco Alberto Caamaño, que defendieran a los humildes y resistieran
al imperio.
Las partes beligerantes debemos dejarnos conducir
sin reticencias por la voluntad nacional que clama paz, soberanía y justicia.
La victoria de la paz en Colombia no depende sólo de la voluntad de los
contendientes, sino fundamentalmente del protagonismo del país nacional, de la
gente del común, en la construcción de ese bien superior que entraña un
profundo acto de humanidad. Una paz mal concebida puede ser peor que la guerra.
Ojalá podamos decir en un tiempo no lejano, ya
hermanados, decir con Simón Bolívar: “pronto estoy a marchar con mis queridos compañeros
de armas a los confines de la tierra que sea oprimida por tiranos”.
Les tendemos nuestra mano y con Nicolás Guillén, el poeta de Cuba, les
decimos desde La Habana:
No sé por qué piensas tú,
Soldado, que te odio yo,
Si somos la misma cosa
Yo, tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
Soy de abajo, lo eres tú;
¿De dónde has sacado tú,
Soldado, que odio yo?...
Ya nos veremos yo y tú,
Juntos en la misma calle
Hombro con hombro, tú y yo,
Sin odios ni yo ni tú,
Pero sabiendo tú y yo,
A dónde vamos yo y tú…
No sé por qué piensas tú
Soldado que te odio yo.
Delegación
de paz de las FARC-EP
La Habana, diciembre 9 de 2012
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