Marco León Calarcá delegado de las
FARC-EP en la Habana: "Si las causas se solucionan, las armas pierden
vigencia"
No tenemos
líneas rojas, si hay algo que se le parezca es donde empiezan los intereses de
las mayorías nacionales, los derechos de la gente del común, eso es lo que
implica el ...¡hasta aquí!!
Ainara Lerxtundi
Marco
León Calarcá es uno de los delegados de las FARC en la mesa de diálogo con el
Gobierno. Estuvo también presente en la constitución formal de la mesa el 18 de
octubre en Oslo. En 2002 fue expulsado de México a petición del entonces
presidente colombiano Alvaro Uribe. Calarcá llevaba diez años residiendo allí y
en ese periodo encabezó una oficina pública de interlocución de las FARC con el
Gobierno mexicano, partidos políticos y grupos sociales para explicarles la
realidad colombiana.
En la
entrevista concedida a GARA, remarca la apuesta por la paz de la guerrilla
porque «la guerra no es el objetivo ni el fin para nosotros» y por el actual
proceso que, según advierte, «el militarismo, de civil y de uniforme intentará
romper». Califica de «provocaciones todas las acciones militares contra la
insurgencia». Sobre la marcha de la mesa en Cuba, señala que «se construye
confianza», aunque no oculta que «estamos frente a frente y en igualdad de
condiciones dos visiones diferentes del país y su problemática».
¿Qué
razones le llevaron a ingresar en la guerrilla?
A finales
de la década del 70, la situación de crisis en todos los aspectos, los
fenómenos típicos de un capitalismo dependiente y subdesarrollado, la
indignidad patria de un Estado arrodillado a los intereses imperiales, la
impunidad, la corrupción y ante todo la represión violenta a quienes
considerábamos necesario darle otro rumbo al país para poder vivir con dignidad
en los valores de la justicia y el bienestar social, marcaron la voluntad de
continuar la lucha pero en un mayor equilibrio, sin desconocer la asimetría del
conflicto.
Si se
mira, la descripción ajusta al momento actual, porque los problemas siguen
siendo los mismos, no se ha hecho nada por resolverlos, al contrario, las
políticas del Estado los han agravado. La lucha armada en Colombia tiene
absoluta vigencia, no se puede de otra manera por el carácter violento y
sanguinario de la clase dominante, eso sí, siguiendo las directrices de la Casa
Blanca.
El inicio
del diálogo en La Habana el 19 de noviembre se vio marcado por el anuncio de
alto el fuego unilateral. ¿Qué les ha llevado a las FARC a decretarlo?
El anuncio
del alto el fuego unilateral se hizo en esa fecha como forma de ambientación de
los diálogos. Como demostración del compromiso y voluntad política de las
FARC-EP con la construcción de la paz. Es la forma práctica de allanar el
camino. Desafortunadamente desde la orilla contraria se niega a la ciudadanía
la posibilidad de un fin de año más tranquilo sin las zozobras del conflicto.
El
Gobierno de Juan Manuel Santos sigue insistiendo en la vía militar. Las FARC
han denunciado simulacros de acciones militares por parte del Ejército para dar
a entender que la guerrilla no está cumpliendo con sus compromisos. En este
periodo, ha habido incluso un bombardeo, que ha dejado al menos una veintena de
muertos, y Bogotá ha anunciado la compra de aviones drones y material militar.
¿Cómo se puede gestionar el alto el fuego en estas circunstancias? ¿Cómo
valoran este bombardeo y las reacciones del Gobierno?
Es
preocupante la actitud demencial de algunos señores de la guerra, sin embargo
quedan en evidencia y se demuestra quiénes son los enemigos de la paz, ahora no
tan agazapados como históricamente han estado. En este orden de ideas todas las
acciones militares contra la insurgencia pueden verse como lo que son,
provocaciones.
¿Cuáles
son las líneas rojas de las FARC? ¿Cómo ven el día después al 20 de enero,
fecha en la que expira la tregua unilateral?
No tenemos
líneas rojas, si hay algo que se le parezca es donde empiezan los intereses de
las mayorías nacionales, los derechos de la gente del común, eso es lo que
implica el ...¡hasta aquí!! Después del 20 de enero de 2013, quisiéramos ver
que la razón empieza a imponerse y que se abre camino el cese de fuego
bilateral, de pronto es soñar, pero ese es el anhelo de todos. Si eso no es
posible será volver a la realidad de la confrontación. No hay duda de nuestra
voluntad y capacidad política para, al menos, amainar los efectos de la
confrontación; para enrumbarnos por los caminos de la paz con justicia social.
Mantenemos también la propuesta de regularizar la guerra para evitar
sufrimientos innecesarios. Mientras del otro lado nuestras manifestaciones de
paz sean vistas como muestras de debilidad, será imposible avanzar en la
búsqueda de salidas incruentas a la guerra que vivimos.
Iván
Márquez ha afirmado en reiteradas ocasiones que «hay que ver crudamente la
realidad para que a partir de esa realidad, tratemos de buscar las soluciones».
¿Cómo describen esa «cruda realidad»?
Basta
mirar las noticias y escuchar los comentarios de las comunidades. En lo militar
miles de muertos, desaparecidos, mutilados. En los social miseria a niveles
insospechados. En lo político, exclusión, democracia de mentiras, corrupción e
impunidad. En lo cultural, pérdida de valores y sufrimiento, injusticia, dolor
de patria y arrodillamiento en lo internacional. En lo general terrorismo de
Estado, despojo, violencia, represión y mentiras. Dolor y sufrimiento para la
gente del común, ese sentimiento prevalece y se suma a la impotencia por el
deseo de corregir la situación y la imposibilidad de hacerlo.
En el
anuncio de los diálogos exploratorios con las FARC en setiembre, el presidente
Juan Manuel Santos insistió en que no estamos ante un nuevo Caguán, que no va a
haber zona de despeje y que no cometerá «los errores del pasado». Para las
FARC, ¿qué supuso aquel proceso y su ruptura? ¿Y qué errores no están
dispuestos a cometer?
En el
Caguán se perdió una excelente oportunidad para llegar a acuerdos de paz. El
carácter traidor de la clase dominante colombiana y las directrices de la Casa
Blanca frustraron los anhelos nacionales. Gastaron tinta, papel, voz e imagen
como nunca, para decir que las FARC-EP utilizaban el proceso para cosas
diferentes a la paz, sin embargo el tiempo nos dio la razón, ahora está claro
que fueron ellos los que hicieron la reingeniería de las Fuerzas Armadas, las
crecieron a los niveles irracionales que ahora tienen y comprometieron la
patria a los gringos a cambio de toda la parafernalia bélica de última generación.
Nos
negamos a creer que la confianza, la voluntad y el compromiso con la paz sean
un error. Que buscar salidas diferentes a la guerra de cara y con participación
del país sea una equivocación. Ondeamos la bandera de la paz desde nuestra
génesis, la guerra no es el objetivo, ni el fin para nosotros, es mantener la
decisión de luchar por la revolución, como sea posible, como se pueda, y ante
la decisión de la clase dominante de cerrar todos los espacios, pues tocó con
la violencia revolucionaria.
Han transcurrido
dos meses desde la constitución formal de la mesa de diálogo en Oslo y uno
desde el inicio de las conversaciones en la capital cubana. ¿Qué avances y
retrocesos ha habido? ¿Qué ambiente se vive en la mesa tras la tensión que se
palpó en Oslo?
El inicio
de cualquier proceso de conversaciones es algo complicado, es necesario acordar
muchos detalles, que por sí solos y sin contexto parecen irrelevantes, sin
embargo viéndolos vinculados a la realidad son esenciales. Que estemos ya en la
discusión de la política de desarrollo agrario integral implica haber acordado
la mayoría de esos detalles.
No podemos
llamarnos a engaños, hay cordialidad, se construye confianza, pero estamos
sentados frente a frente y en igualdad de condiciones, representantes del Gobierno
y de la insurgencia fariana, es decir dos visiones diferentes del mundo, del
país y su problemática, por tanto las posiciones son diametralmente opuestas,
tanto que estamos en guerra. El arte de los diálogos es acercar esas
posiciones, sin negociar, para construir alternativas viables para las partes y
los intereses que representan, en nuestro caso los intereses de los pobres de
Colombia, de quienes padecen los rigores del sistema expoliador.
De pronto
la tensión en Oslo fue producto de la sorpresa de encontrar una guerrilla
vital, propositiva, enterada de la problemática nacional e internacional, muy
lejos de la guerrilla derrotada que tanto promocionaron y que suponían o mejor
soñaban ellos con que llegaría a implorar prebendas, ávida de rendición.
El
Gobierno quiere acelerar los diálogos, poniendo como fecha tope noviembre de
2013. Las FARC, en cambio, rechazan «una paz express». ¿Cómo se conjugan ambos
ritmos?
Sostenemos
de manera argumentada que colocar sobre la mesa una espada de Damocles con un
plazo, que se convertirá en fatal, es un error garrafal, porque es un
obstáculo. El Acuerdo General de La Habana es diáfano en este tema,
trabajaremos con ahínco y denuedo en buscar y construir acuerdos, utilizando el
tiempo necesario.
Si
identificamos el objetivo fundamental, construir los caminos de la paz y
dejamos de lado otro tipo de interés y ambiciones, podemos avanzar en los
acuerdos.
Santos ha
reconocido que «las conversaciones tienen unas implicaciones importantes; nos
van a llevar a decisiones complejas». ¿Lo comparten?
Vista
desde la óptica de resolver las causas económicas sociales y políticas del
conflicto social y armado que vivimos hace tanto tiempo, claro que tiene
implicaciones importantes y más aún las tendrá cuando avancemos. Podemos hacer
realidad el anhelo de los colombianos, la paz.
En las
últimas semanas, ha surgido cierta polémica en torno a los «prisioneros de
guerra». Ricardo Téllez negó que las FARC tengan a nadie retenido y en una
entrevista a Russia Today, Alexandra subrayó que «sería bueno que el Gobierno
hiciera un cese el fuego y pudiéramos mandar a todos los frentes comisiones de
la Cruz Roja o de derechos humanos a mirar cuáles son los retenidos y van a ver
que no hay retenidos». El ministro de Defensa, sin embargo, sigue afirmando que
ustedes mienten y les exige que digan la verdad al pueblo colombiano. ¿Cuál es
esa verdad de las FARC? ¿Se han malinterpretado o sobredimensionado las
declaraciones de Sandra Ramírez en un periódico cubano?
Creo que
esa es la mejor forma de calificar las declaraciones de Sandra y en general
todo eso que describes se sobredimensionó. Pensamos que ella explica la
política general de las FARC-EP en torno a la permanente lucha por nuestros
presos y se utiliza lo que dice para presentarlo como una afirmación que niega
la realidad. Precisamente de eso hablamos cuando decimos que los militaristas
aprovechan cualquier cosa para hostigar las conversaciones.
Ya está
claro, lo reiteramos, en este momento las FARC-EP no tiene en su poder
prisioneros de guerra, todos fueron devueltos por decisión soberana de la
organización. Tampoco tenemos retenidos con fines económicos, no olvidar que
desde febrero de este año y de manera autónoma tomamos la decisión de suspender
esta forma de financiamiento.
En su
intervención en Oslo, Humberto de la Calle dijo que «la fase tres es la
oportunidad para los cambios; no para que las FARC depongan sus ideas. No se
trata de eso, sino para que sigan luchando por ellas en democracia. Así sean
como son contrapuestas a las nuestras». Pero, también está el precedente de la
Unión Patriótica (UP). ¿Cómo ven las FARC su posible incorporación a la vida
civil y cómo se podría impedir un nuevo genocidio como el de la UP?
Las
FARC-EP siempre han manifestado que, resueltos los problemas de las mayorías
nacionales, se resuelven los problemas de la guerrillerada. Nunca hemos exigido
ni menos pedido nada para guerrilleros y guerrilleras. Si las causas que
generaron el conflicto y lo alimentan actualmente se solucionan y hablamos del
terrorismo del Estado, del carácter violento y pérfido de la clase dominante,
de la increíble desigualdad social, de la acumulación económica de unos pocos a
costa de la miseria de las mayorías, de la imposibilidad de vivir dignamente
del trabajo, entre otras; las armas pierden su vigencia y no serán necesarias.
Las afirmaciones del vocero del Gobierno Humberto de la Calle se escudan en esa
apariencia magnánima de no cuestionar nuestra ideología para esconder el
perverso propósito de impedir la interlocución de las FARC-EP con el pueblo
colombiano. Pretenden escatimarnos el legítimo derecho y práctica cotidiana de
intercambiar con Colombia y su gente.
¿Creen que
el contexto internacional -además de la correlación de fuerzas de izquierda en
Latinoamérica, el anuncio del Gobierno turco de que emprenderá conversaciones
con el kurdo PKK o la decisión de ETA de decretar un alto el fuego definitivo-
favorecen el diálogo?
Además de
los casos que cita en su pregunta y que generan un espacio de interlocución en
la búsqueda de soluciones diferentes a la guerra para los conflictos, en
nuestra América se sienten los influjos de procesos que favorecen los intereses
populares, unos más otros menos, pero todos dirigidos a construir y fortalecer
la democracia basados en la soberanía, el bienestar y la igualdad social en
desarrollo de la herencia libertaria de los padres de la patria encabezados por
Simón Bolívar. Eso genera condiciones para construir caminos de paz.
El Gobierno
estadounidense, que dijo apoyar el proceso abierto en Colombia, ha negado el
indulto a Simón Trinidad. ¿Queda, después, de este anuncio algún resquicio para
que pueda participar en la mesa?
Hicimos
una solicitud especial al presidente Obama, esperamos su respuesta. De ser
negativa seguiremos insistiendo por todas las vías posibles en la participación
de Simón en La Mesa de Conversaciones, por sus cualidades será un importante
aporte, además simboliza la firmeza y dignidad de prisioneros y prisioneras
farianas.
Colombianos
y Colombianas por la Paz ha pedido la creación de una comisión internacional
para verificar la situación de los presos. ¿Qué papel deberían jugar junto a
los exiliados?
Los
prisioneros y prisioneras en Colombia requieren de la solidaridad, es inhumana
y criminal la forma como los tratan o los maltratan. Les niegan sus derechos,
el hacinamiento, la falta de atención médica, el hostigamiento y la persecución
son lo cotidiano. La cárcel ha sido históricamente para los revolucionarios un
lugar de lucha, un espacio para el estudio y la formación y eso hacen
guerrilleros y guerrilleras. Como toda la guerrillerada están aportando, con
sus opiniones y su lucha, en la medida de sus posibilidades al igual que otros
presos políticos y sociales.
Factor
importante para las conversaciones es la difusión de la realidad, la promoción
de propuestas, porque los diálogos reciben insumos para la discusión de la
sociedad y sus organizaciones; ese puede ser el importante papel de los
exiliados, de los amigos de la paz.
La
participación de la sociedad civil es otro de los puntos clave que las FARC
vienen exigiendo.
Para
nosotros, es muy importante la participación de la sociedad, por eso llamamos a
todos los que sientan la patria en su corazón, a la solidaridad internacional e
internacionalista a vincularse de la mejor manera, con creatividad y eficacia a
las conversaciones, llegando a trascender los precarios mecanismos que existen.
Que
funcionen todas las formas de concentración y de intercambio de opiniones, que
las redes sociales sirvan de vínculo propositivo e informativo, que el tema se
posicione de acuerdo a la importancia que tiene y no se vea como algo que raya
en la ilegalidad opinar o participar, que los medios de comunicación de
organizaciones, los blogs individuales, las columnas periodísticas, las
emisoras comunitarias, locales... que se llenen todos los espacios informativos
a los que tengamos acceso del tema, pues la paz en Colombia es triunfo de los
pobres de la tierra, es victoria de todos, es avance de los pueblos del mundo.
noticia en Kaos en la Red
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