Obra de la pintora y guerrillera Inti Maleywa |
Viernes, 23 de Noviembre de 2012
03:30 Lucía Frank /militante guerrillera de las FARC-EP
Colombia
un país inmensamente rico en biodiversidad, variedad de climas, riqueza
hídrica, subsuelo, combustibles e hidrocarburos, producción agraria y ganadera
con un capitalismo dependiente en su formación económica y social,
históricamente vinculado al mercado mundial de una manera deforme, por el
sistema de propiedad, al concentrar tierras y minas en unos pocos propietarios
explotando fuerza de trabajo barata y calificada, estructurando así el capital
dependiente con la incidencia directa del imperio estadounidense que logra
dominar en lo económico, social, político, cultural, ideológico y militar a la
nación con la complicidad y complacencia de la oligarquía local.
La
colonización y la subordinación económica nos han conllevado a la imposición de
la devastadora política neoliberal y a la configuración de un modelo de
acumulación de capital a través del despojo violento de la propiedad agraria
que ha conducido al país a la degradación de la soberanía, de la mayor
centralización y concentración de la riqueza, aumento de la desigualdad social,
el desconocimiento de las condiciones de laborales, depredación socioeconómica,
a la continua apropiación de la riqueza social y de los frutos del trabajo
mediante el despojo y el desplazamiento forzado de millones de campesinos y a
la clase obrera, siempre desde el poder y sirviendo a sus intereses.
Mafias y paramilitarismo son el
modelo violento de acumulación y de terror que caracteriza la actual fase
neoliberal del capitalismo.
De
hecho, en esa nueva ola de gobiernos oligárquicos apátridas y bajo los
designios y las imposiciones de tratados de libre comercio intentan
posesionarse profundizando el proceso de neo liberalización de la economía,
fortaleciendo el capital financiero internacional y a los grandes grupos
económicos, desnacionalizando la economía, desindustrializando al país y
consumiendo la producción agrícola y en especial la producción de alimentos.
Dando todo el apoyo y garantías al monocultivo, a los biocombustibles y a los
productos para su producción.
Han
promovido en la última década la explotación intensiva y la extracción de las
riquezas en hidrocarburos, minerales y fuentes de agua acompañándola de la
producción de agrocombustibles a gran escala, explotación forestal y
megaproyectos de infraestructura, facilitando la explotación a fondo, dando
garantías al capital y a los inversionistas para que accedan a las concesiones
sobre los territorios. Y en esa invasión de las trasnacionales, el gobierno
tracalero les entregó 30 millones de hectáreas para la exploración petrolera,
20.5 millones de hectáreas como área estratégica para la exploración y
explotación minera sostenible, 12 millones para la explotación forestal
extractiva, 39.2 millones para la ganadería extensiva, 3,6 millones para la
producción agrícola en detrimento de extensos territorios y poblaciones indígenas
y campesinas y las consecuencias sociales y ambientales de tales políticas. En
un país donde 22 millones de hectáreas de la mejores tierras están en manos de
12 mil terratenientes, donde cada latifundista posee aproximadamente 1.800
hectáreas cada uno, en tanto que 3 millones de campesinos poseen 2.5 millones
de hectáreas; o sea que cada campesino es dueño de 1 una hectárea de tierra
para producir.
Y
mientras se proclama a través de campañas mediáticas manipuladoras y arteras
los avances de las políticas económicas del gobierno y las trasnacionales, las
falacias y datos falsos sobre generación de empleo y progreso para las
regiones, y con gran ruido se anuncia la producción de 950 a un millón de
barriles diarios de petróleo, de 85 a 90 millones de toneladas de carbón
anuales, de 72 toneladas de oro al año y sus exageradas ganancias, este
alboroto se contraponen con la verdadera realidad del país, 30 millones de
colombianos en la pobreza total, 10 millones de compatriotas en la indigencia.
La desidia y el desempleo a la que han sido sometidas las pobrerías nacionales
y donde los reales índices de pobreza contrastan con las riquezas y las
exorbitantes extravagancias de las élites gobernantes.
En
nuestra suntuosa península de la Guajira donde la sal, el gas y el carbón
abundan como el agua en la nevada y las riquezas naturales están al orden del
día, donde el estado oligárquico y sus agentes insensibles e indolentes
predican que "Hay que estimular la inversión, no estrangularla" y
prefieren arrodillarse indignamente frente a las trasnacionales como CCX,
Drummond, Anglo Gold, Medoro Resources etc. que vienen haciendo exploraciones y
explotaciones de carbón, oro, plata y otros minerales y entregan sin escrúpulos
lo que aún queda de estas riquezas que le pertenecen a los ancestrales
habitantes dueños de su territorios y de todo lo que allí se produce. Pero son
estos mismos inescrupulosos funcionarios vendidos y bajo sobornos, los que
entregan en concesión esas tierras, los que le dan la espalda a la Guajira y
prefieren ignorar la profunda pobreza, la sequia y el abandono estatal de la
península caribeña. Son los mismos empleados indignos que bajo engaños y
trampas intentan corromper con dádivas la conciencia de los habitantes guajiros
ofreciéndoles chivos, lana y cuanta limosna mientras se sustraen las ínfimas
regalías que les dejan las compañías extranjeras.
La
Guajira que suministra el 85% del gas y produce el 70% de la sal que se consume
en todo el país, la poseedora de la mayor mina de carbón a cielo abierto en el
mundo enfrenta los planes nefastos y criminales por parte de la oligarquía
santanderista y las multinacionales, como el proyecto de desviación de 26
kilómetros del rio Ranchería y sus afluentes y la remoción de 600 tonelada de
capa vegetal con el agravante que en el área se encuentran ubicadas rancherías
donde habitan comunidades wayus, La ubicación de un centro de explotación de
carbón por parte de la multinacional CCX en un área a menos de 1 kilómetro del
manantial de Cañaverales, la construcción de la vía férrea y el paso de tren
para transporte de carbón de la CCX por los municipios y Distracción y Fonseca
con sus funestas consecuencias.
No
podemos sentirnos orgullosos de ser los únicos en el mundo que tenemos la
laguna artificial de conminación mas grande, como es la represa en el rio
ranchería.
La
amenaza se extiende también contra una de las reservas espirituales y
culturales de territorios ancestrales y sitios sagrados donde se mantiene el
orden y el equilibrio del universo y se materializa el conocimiento y la
sabiduría. Y es que como tentáculos los ejecutivos y empresarios de la firma
Six Sense autorizados y aliados con la burguesía vende patria planean la
construcción de un hotel en el parque Tayrona corazón de la Sierra Nevada de
Santa Marta. Desesperadamente buscan y reúnen a los arhuacos, koguis y wiwas
para convencerlos con sus falsas promesas y ofrecimiento de donativos. Habría
que decirles que esas tierras son intocables e innegociables que son los sitios
venerados de los verdaderos Mamos sus guardianes de siempre y que dicha
profanación es inviable y atentan contra los territorios tradicionales, que
estos proyectos no contarán jamás con el apoyo de los verdaderos defensores de
la cultura tayrona y sus cuatro pueblos indígenas.
Es
indudable que hechos tan aberrantes exacerben los ánimos y convoque por si
solos a los resistentes pueblos guajiro y cesarense conformados por los
rebeldes wayus, wiwas, arhuacos, coguis, kankuamos, sindicalistas, estudiantes,
educadores y todos los habitantes patriotas y defensores de la soberanía, en
contra de la devastación de su territorio y por un nuevo modelo de vida y de
producción.
La desaforada ambición por extraer lo más rápido
posible estas riquezas, han llevado a generar un impacto ambiental irreversible
que afecta a todo el planeta tierra y promete empeorar con todos los
megaproyectos que las trasnacionales planean desarrollar.
Hermanos
es hora de decir basta ya a la depredación del planeta y al saqueo de nuestros
recursos naturales. Vamos a detener los atentados contra la vida del planeta,
luchemos por garantizar tierra, agua, casa, educación, salud a las generaciones
futuras y para ello es necesario establecer un nuevo gobierno para Colombia,
que junto a los gobiernos progresistas del mundo defendamos la tierra.
Que
se sienta que nuestros hijos y nuestros nietos son merecedores de un futuro
digno, una patria nueva, democrática y socialista.
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