Uno
de los mayores crímenes imputados a Sonia, la legendaria comandante guerrillera
de la Columna Teófilo Forero del Bloque Sur de las FARC, tras ser víctima algún
tiempo atrás de un feroz bombardeo aéreo, fue el de haber comandado el
derribamiento del avión de inteligencia y la posterior captura de los tres
militares norteamericanos que permanecieron varios años en nuestro poder. La
Pilosa, como la llamaban cariñosamente sus compañeros en honor a su audacia,
pasará a la historia como la heroica mujer colombiana que defendió con su vida
la soberanía y la dignidad nacionales, en oposición a un gobierno arrodillado
ante el poder extranjero.
Diana
Ballén y Xiomara Patascoy murieron al lado del Camarada Jorge Suárez Briceño, a
quien se negaron abandonar la noche del brutal bombardeo. Las dos hacían parte
de la compañía que prestaba seguridad inmediata al Mono, y lo habían acompañado
durante los últimos años como integrantes del grupo de sus más cercanos
asistentes. Cuatro años atrás, en medio de un feroz combate con la aviación que
apareció de repente a lanzar bombas y ráfagas a varias compañías que marchaban
río Guayabero arriba, las mismas muchachas, temerosas de que fuera a sucederle
algo a su comandante, lo tumbaron al suelo y lo cubrieron con sus cuerpos, por
encima de sus protestas. Mujeres del pueblo probando con sus vidas el tamaño de
la lealtad revolucionaria.
Lucero
Palmera logró traer del exterior a la hija que dieciocho años atrás tuvo con
Simón Trinidad, en sus tiempos de la Serranía del Perijá. Se hallaba en el
departamento del Putumayo, en el Bloque Sur de las FARC. No podía soportar la
angustia de ver correr los años sin saber nada de la niña que se habían visto obligados
a enviar fuera del país por el acoso enemigo. El implacable bombardeo de la
fuerza aérea que despedazó su campamento aquella noche, segó la vida de madre e
hija cuando dormían abrazadas de alegría por el reciente reencuentro. Las
abuelas, que una y otra vez se habían hecho cargo del cuido de su nieta,
refugiadas también por causa de las persecuciones, lloraron solitarias la
tragedia. Amores y dolores de mujeres de Colombia.
A
ellas, que como tantas otras mujeres de la patria asumen todos los riesgos y
pesares que entraña la lucha por un futuro mejor para su pueblo, a las
combatientes guerrilleras que diariamente se aprestan a enfrentar las hordas
salvajes de soldados profesionales forjados en el más grotesco machismo, a
todas esas mujeres colombianas que repletas de amor respaldan y contribuyen al
adelanto de esta causa sin parar mientes a la algarabía de los poderosos, a
todas las madres, hijas, tías, hermanas y compañeras que oran por nosotros en
la intimidad de sus hogares, absolutamente a todas ellas ofrecemos nuestro más
sincero homenaje con ocasión de la conmemoración del Día Internacional de la
Mujer.
Esta
celebración no nació en los salones de las damas de la alta sociedad, ni en los
espacios donde se mueven orondas las mujeres de las clases dominantes que
ejercen el poder político en defensa de los intereses de capitalistas y
terratenientes. Tuvo origen en las mujeres socialistas y comunistas de Europa,
que desearon rendir culto al sacrificio de las ciento veintinueve mujeres en
huelga, quemadas en el interior de una fábrica de Nueva York por sus patronos
burgueses enfurecidos. Es por tanto un canto a la liberación de la explotación,
un himno al repudio de la violencia y el terror con el que los dueños del poder
sostienen sus privilegios. Un grito de mujer embravecida llamando a la lucha.
Así lo sentimos y así lo aplaudimos.
Secretariado Nacional de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 8 de marzo de 2012.
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