El ex ministro de agricultura, Juan Camilo Restrepo,
frenaba y manipulaba a la opinión pública
y defiende el latifundismo y las transnacionales que operan en el campo colombiano. |
Por Jesús Santrich, Integrante del Estado Mayor
Central de las FARC-EP
MARTES, 14 MAYO 2013 / A Juan Camilo Restrepo no
podríamos tildarlo de Pastorcito Mentiroso, porque sus palabras no encierran
mentiras inocentes. Sus argumentos obedecen al desenvolvimiento de planes bien
diseñados en el marco de la guerra de baja intensidad y de la guerra
psicológica que adelanta el régimen contra la insurgencia colombiana.
Jesús Santrich, FARC |
Se le olvidó el
índice Gini a Juan Camilo. Se le olvidaron las masacres del paramilitar Rodrigo
Cadena, de la casta política tradicional y la Infantería de Marina.
La aplicación
de procedimientos propios de los “conflictos de baja intensidad” no son
novedosos en Colombia, pues siempre han tratado de separar a los combatientes
que luchan por la justicia y la democracia, del resto de la población, ya
utilizando el desplazamiento forzoso de los pobladores hacia zonas vigiladas,
ya procurando “neutralizar” a los individuos sospechosos de ser combatientes,
ya persiguiendo, encarcelando, desapareciendo, estigmatizando a quien se oponga
al régimen. Y en esto, toda la casta política oligárquica pone “su granito de
arena”.
Durante este
período Juan Camilo Restrepo se ha dedicado de lleno a la ejecución de la
propaganda sucia contra las FARC-EP, en momentos en que se trata de sacar
adelante un proceso de paz en el cual el pueblo ha cifrado todas sus
esperanzas. Ante la realidad que las FARC-EP reivindican los intereses de
millares de campesinos, con propuestas que surgen del seno de las comunidades,
al señor ministro no le queda más remedio que desprestigiar a su contraparte y
de paso encubrir a sus amigos de club.
Juan Camilo
conjuga lo concerniente a la guerra sin fusiles, como actor al que corresponde
el empleo planificado de la propaganda y de la acción psicológica orientada a
direccionar la conducta de la población en contra de la insurgencia.
Obviamente, para ello tiene que mentir, y al mentir tiene que tapar lo
inocultable, que son los crímenes del terrorismo de Estado en los Montes de
María.
No poco daño
hace este señor cuando con sus argumentos se propone metas de control social,
político y hasta militar, complementando con la propaganda contra insurgente el
uso de las armas. Su propósito de fondo es aniquilar el prestigio de las FARC
frente al pueblo.
Esa es la
realidad de sus declaraciones recientes en Sucre y sus posteriores pataleos en
los que nos pide que aceptemos “la verdad sobre despojo de tierras”.
¿Pero, cuál
verdad es la que quiere el señor Restrepo? Ya hemos conminado al gobierno a que
se organice una Comisión con participación internacional que verifique la
realidad sobre el despojo de tierras en Colombia.
¿Por qué No han
querido aceptar esta medida? ¿A qué le temen?
Seguramente a
tener que sacar nuevamente a la luz pública esa repulsiva realidad de la
acumulación de tierras que a sangre y fuego, con desplazamientos y masacres han
hecho durante décadas los latifundistas, aplastando al pueblo, y sobre todo a
ese campesinado que ahora trata de organizarse en Zonas de Reserva, a las que
el señor ministro sataniza llamándolas, con lenguaje franquista, “republiquetas
independientes”.
Ahora bien, a
Juan Camilo Restrepo le debe quedar muy fácil decir que “son las propias
víctimas las que dicen quiénes despojaron las tierras y por eso las FARC tienen
que aceptar que sí se apropiaron ilegalmente de muchos predios en Colombia, y
entender que la verdad siempre es la mejor amiga de los procesos de paz y
reconciliación”. Esta farsa sólo refleja su afán protagónico, con el cual no le
da ni para tomar el nombre de Louis de Rougemont, sencillamente porque sus
propósitos son ruines. Pues bien sabe él que una de las condiciones verbales
que en la oficina de restitución de tierras, exigen para hacer trámite rápido a
las solicitudes de los despojados, es que argumenten que el despojo lo hizo la
FARC.
No más
mentiras, señor Restrepo. Lo exhortamos a un debate público sobre el tema. El
país necesita la verdad.
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