Campesino en Guaviare
que cultivaba tomates hasta que la aviación colombiana
rocía glisofato a sus
cultivos.
|
Por Bernardo Salcedo
En el marco de la
denominada “nueva ruralidad”, hay coincidencia en la tendencia neoliberal a la
descampesinización del agro y en la necesidad de contar con nuevas
conceptualizaciones para abordar los fenómenos asociados con las identidades y
las prácticas campesinas en las dinámicas rurales actuales. Y para ello los
tecnócratas recurren a conceptos sociológicos que pretenden no solo desfigurar
la existencia de esas invidualidades y colectividades como grupo social, sino
para desconocerle sus derechos a mas de 4 millones de personas como sujetos de
derechos.
Un campesino es
aquella persona que desempeña sus labores en el ámbito rural, normalmente en
actividades agrícolas o ganaderas que tienen como principal objetivo la
producción de diversos tipos de alimentos o sus derivados. Por lo general, un
campesino puede producir estos elementos tanto para su subsistencia (consumo
propio) o para comercializarlos en el mercado y obtener a partir de ello
algunos ingresos para cubrir sus demás necesidades. Las campesinas y los
campesinos son culturalmente diversos y demandan mecanismos especiales para
declarar, o negar su aprobación a favor de los proyectos que pretendan
intervenir sus territorios. Frente a la posibilidad de convertirlos en una
cantera de energía, las campesinas y campesinos exigen priorizar la producción
de alimentos, como clave de soberanía, seguridad y autonomía alimentarias para
el pueblo colombiano
Las decisiones para
la implementación del Desarrollo Rural y Reforma Agraria, deben
garantizar la consulta previa, la participación y decisión de las comunidades
indígenas, campesinas y afrodescendientes, en cada uno de los niveles
territoriales (Nación, Departamento, Municipio) variando la composición en cada
nivel y territorio, acorde con la diversidad étnica y cultural. Por ello
plateamos que a los campesinos, como esta establecido para indígenas y
afrodescendientes, se respete su derecho constitucional a decidir y ser
consultados en todo lo que nos afecte. Art. 79 Constitución Política Nacional (“…La
ley garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan
afectarlo”).
En 1991, la Ley 21
ratificó, por parte del Estado colombiano, el Convenio 169 sobre Pueblos
Indígenas, negritudes y Tribales promulgado por la OIT, que contiene la figura
de la consulta previa, la cual se encuentra respaldada además por
la Constitución colombiana. Nosotros coincidimos con las comunidades indígenas,
y propugnamos en la necesidad de reglamentarla de tal forma que se incluya el
derecho al veto, se amplíe el plazo que tienen las empresas para informarle a
las comunidades y en general, por el establecimiento de plenos derechos,
civiles, económicos, culturales y políticos para todas las comunidades rurales
que integran la diversidad étnica y cultural de indígenas, afrodescendientes,
tribales y campesinos (as) como se compone la sociedad rural.
Ello implica una
Reforma Constitucional que no podría ser tramitada por el actual Congreso de la
Republica por impedimentos éticos, morales y políticos que no estarían
interesados a realizar porque afecta intereses. Corresponde pues a una Asamblea
Nacional Constituyente y Legislativa hacerlo. Si realmente estamos pensando en
la posibilidad de la paz estable y duradera. Solo un Movimiento masivo de la
población popular Colombiana puede garantizar con su coordinación, su unidad y
su lucha; aislar a quienes no quieren la paz y obligar al estado a producir las
modificaciones a la estructura y funcionamiento de dicha Junta Administradora
que tiene la oligarquía y el imperialismo como gobierno, como requisito para
lograr las trasformaciones democráticas que necesita nuestro amado país y
Latinoamérica, para construir en el futuro ”la mayor suma de felicidad
para los pueblos” como lo soñara nuestro Libertador..
Por eso, para
nosotros el problema no es sólo la “tenencia” sino también y particularmente el
cómo se ha llegado a la CONCENTRACION Y DESPOJO, legal o ilegal, violenta o
tramposa de las tierras en Colombia, hoy en manos de usurpadores latifundistas,
narcotraficantes, grandes ganaderos, paramilitares, congresistas, ministros,
empresarios y trasnacionales. Y lo que es igualmente grave, la forma como se
vienen expidiendo licencias ambientales, de exploración o de explotación
minero-energética sin consulta previa o burlando a las
comunidades rurales, expedidas sin control ni registro de hectáreas
concesionadas por distintos gobiernos convirtiéndose en una verdadera
TITULACION LEGAL DEL SAQUEO A LAS COMUNIDADES RURALES.
Definitivamente uno de los problemas más grandes es poder incluir en la vida politica esta parte de la población. Inclusión politica para reclamar inclusión social con todo lo que eso significa.
ResponderEliminarMi blog:
http://www.debatepopular.blogspot.com