Foto Patricia FARC-EP |
Las FARC-EP no llegaron a la
Habana para “firmar un acta de capitulación”, dice la guerrilla en un nuevo
comunicado
Por
ANNCOL
“La paz solo será posible en Colombia
con una profunda reforma rural y agraria”, concluye el comunicado llegado a
nuestra redacción esta mañana.
La delegación insurgente en La Habana
sostiene que la política del gobierno de Santos conduce a intensificar las
raíces de la guerra en vez de desarmarlas. Menciona no solo el tema de la
tierra del “bombardeo neoliberal que favorece la extranjerización de la tierra
y la entrega de la soberanía nacional”.
Mientras la guerrilla promueve la
ampliación de la Mesa de Conversaciones en la capital cubana con participación
popular, Santos y su jefe de la delegación Humberto de la Calle, rechaza tal
propuesta y urge a los guerrilleros a concretar sus propuestas tras puertas
cerradas para el pueblo colombiano y sugiere hablar menos de política.
Poco a poco se está cristalizando la
táctica y la estrategia del gobierno Santista. Por un lado pasan horas
conversando y dialogando con la delegación guerrillera en La Habana, mientras,
por el otro lado, ordena al ministro de defensa de intensificar la guerra
contra las FARC, comprando nuevos aviones drones y de transporte para llevar
las tropas a los campos de batalla.
El Ministro de Agricultura y
Desarrollo Rural, Juan Camilo Restrepo, tiene la tarea de Santos de acelerar “el
propósito de aprobar una legislación de tierras y desarrollo rural que persiste
en la inconveniente determinación de entregar mayores concesiones a los
terratenientes y a los rentistas, beneficiarios fundamentales del despojo
sangriento que ha sufrido el campo colombiano. Nos preguntamos si nuevamente se
van a escamotear las opiniones y los anhelos de la gente común y si entonces la
apertura al debate sobre el asunto en la Mesa de Diálogos es el amargo capítulo
de otra farsa más”, se pregunta la Delegación de Paz de las FARC en la Habana.
A continuación ANNCOL reproduce el
comunicado:
Reflexiones sobre la Agenda de la Habana
VIII
LAS
FARC, Ejército del pueblo han presentado en el día de ayer el esbozo general de
una primera propuesta para abordar con ritmo y compás, resonancia y sinfonía el
problema agrario de desigualdad y miseria que padece Colombia y que es causa
fundamental de la confrontación política, social y armada que ahora tratamos de
resolver por la vía del diálogo. Esperamos que el gobierno nacional sin
dilaciones coloque sobre la Mesa sus propuestas de solución pensando en el
bienestar de las mayorías y no en el beneficio de las élites latifundistas o
los inversionistas trasnacionales como hasta el momento ha sido su práctica.
La
fuente fundamental de inspiración que tiene la iniciativa de las FARC-EP y los
desarrollos que iremos presentando a consideración de la opinión ciudadana
durante el desenvolvimiento de las conversaciones, está en los aportes diversos
que llegan a la Mesa de Conversaciones por las diversas vías habilitadas para
ello, las cuales deberán ser ampliadas para garantizar la más activa
participación y decisión de la población colombiana, pues insistimos en que es
el soberano quien deberá darle dinámica, construcción y legitimidad al proceso
de paz hasta llegar a un acuerdo sensato, de beneficio nacional, que deberá ser
refrendado por una Asamblea Nacional Constituyente.
Las
FARC-EP consideran un contrasentido y de mal augurio para el país, que mientras
se coloca como fundamental en la búsqueda de la paz, la discusión de la
política de desarrollo agrario integral, y para nutrir esa discusión se recogen
opiniones ciudadanas mediante foros y otros mecanismos, el gobierno siga
avanzando en el propósito de aprobar una legislación de tierras y desarrollo
rural que persiste en la inconveniente determinación de entregar mayores
concesiones a los terratenientes y a los rentistas, beneficiarios fundamentales
del despojo sangriento que ha sufrido el campo colombiano. Nos preguntamos si
nuevamente se van a escamotear las opiniones y los anhelos de la gente del
común y si entonces la apertura al debate sobre el asunto en la Mesa de
Diálogos es el amargo capítulo de otra farsa más.
Por
lo trascendental del asunto, las FARC-EP llaman a que el Ministro Juan Camilo
Restrepo comparezca ante la Mesa de Conversaciones de la Habana a sustentar el
proyecto y precisar si se tendrá en cuenta las conclusiones que contengan los
posibles Acuerdos para el establecimiento de la paz estable y duradera.
Los
debates se abordan en la Mesa de Conversaciones, en medio de las declaraciones
mentirosas del hermano mayor del Presidente Juan Manuel Santos, quien rompiendo
un pacto de confidencialidad aprovecha su condición de ex-plenipotenciario
designado para abordar las conversaciones exploratorias, para difundir
versiones distorsionadas de los hechos que antecedieron al Acuerdo General de
la Habana y hasta para descalificar a parte de los voceros insurgentes y
posicionar la idea falsa de que si no ha habido más avances en el proceso la
responsabilidad le corresponde a las FARC-EP.
Nuestras
propuestas de soluciones a cada dificultad han sido determinantes y oportunas,
enfrentando incluso la intensa guerra mediática desatada contra las FARC y el
proceso, lo mismo que la guerra verbal desenfrenada de un ministro de la guerra
que dice que nada se nos puede creer. Nos preguntamos entonces, ¿con quién
dialoga, porqué dialoga y para qué dialoga su gobierno en la Habana? ¿Es este
un gobierno que realmente está buscando la paz o es un gobierno que toma el
camino de profundizar la guerra?
Estos
asuntos, mezclados con el ambiente y los afanes electoreros que suelen tomar
los ritmos gubernamentales, son factores que pueden hacer daños irreparables al
proceso de diálogos.
Las
FARC-EP llegaron a la Habana a buscar mediante el diálogo caminos incruentos de
solución a los grandes problemas sociales, de miseria, violencia y luto que
padece Colombia; no vinimos a firmar un acta de capitulación. Con esta visión,
seguiremos insistiendo en la necesidad de que el gobierno genere un mejor
ambiente para la paz, en que se establezca una tregua legislativa que amaine el
nocivo bombardeo neoliberal que favorece la extranjerización de la tierra y la
entrega de la soberanía nacional. La paz solo será posible en Colombia con una
profunda reforma rural y agraria con enfoque territorial que cambie
definitivamente la estructura latifundista de la tierra y democratice su
tenencia y uso en función de las mayorías nacionales y la soberanía patria.
Delegación de paz de las FARC-EP
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