Entrevista con la delegación de Paz de las FARC-EP en La Habana
Por: Loïc
Ramirez , Le Grand Soir/LaMartes, 09 Julio 2013
”Nosotros hacemos
política con las armas, el objetivo es hacer política sin ellas”.- ”A ella le
da pena enseñarte sus heridas de combate, ¡enséñaselas!”. La joven colombiana
me desvela, debajo de su elegante chal azul, impresionantes cicatrices que
traducen la intensidad de una guerra que aún no ha terminado.
Sentados en el vestíbulo del hotel Habana
Libre de la Habana, Andrés París, figura histórica de la guerrilla, y Diana
Grajales, joven combatiente insurgente, intercambian conmigo sus puntos de
vista sobre las perspectivas acerca de las discusiones llevadas con el gobierno
de Colombia. Divididas en varios puntos, estas tienen como temática principal
en estos momentos la cuestión de la participación política del movimiento
armado. ”La participación nuestra en política no es la mera participación en
cargos burocráticos parlamentarios, que es a lo que nos quieren conducir;
primero con un afán de endulzarnos el oído, de inflamar los egos, con el
propósito que caigamos en otra emboscada. Este concepto encierra la idea de que
la guerrilla no hace política. Nosotros, las FARC, hacemos política desde que
nacimos, hacemos política con las armas, lo que se trata de discutir es como
hacer política pero sin el uso de las armas” explica Andrés París [1].
Diana Grajales y el comandante Andrés Paris, hoy en La Habana |
Como una advertencia añade ”No vamos a ser
cooptados por el régimen, no vamos a apoyar a las clases dominantes y sus
partidos, no vamos a desintegrarnos para fortalecer propuestas burguesas que
están dominando hoy la vida política nacional, como lo hicieron algunos
sectores de las guerrillas anteriores que se desmovilizaron”[2]. La estructura
del grupo armado es el reflejo de lo que es, es decir ”un partido en armas”,
como lo subraya Diana Grajales [3]. Volviendo a sus primeros años en contacto
con la guerrilla, la joven me explica su iniciación ideológica al marxismo, al
leninismo, a la dialéctica y al bolivarismo. ”La escuadra es la unidad más
pequeña en el seno de la organización, está compuesta por 12 guerrilleros, y
cada ‘escuadra’ es a la vez célula política!”. Fusionado a la estructura del
grupo armado, el partido comunista colombiano clandestino (PC3) y las FARC son
una unidad, respuesta a la ruptura orgánica oficial de la guerrilla con el
histórico partido comunista colombiano en la década de los 90. Semanalmente
cada estructura de base de la guerrilla realiza una reunión política de
partido. Ahí se aplica, como lo predisponen los principios leninistas, el
debate abierto y libre entre militantes/guerrilleros así como la crítica y
autocrítica. ”Esas reuniones para nosotros son vitales” subraya la joven
combatiente.
Jaime Nevado es un guerrillero con una larga experiencia.
Barba gris y gafas, el hombre sabe alzar la voz cuando quiere resaltar sus
palabras. ”El guerrillero que no es comunista no es un guerrillero” afirma [4].
Amante del teatro, se une a la insurgencia en la década de los años 80, en la
cual sigue practicando y transmitiendo su arte. Cuando le pregunto su opinión
acerca de los diálogos con Bogotá me contesta: ”Estamos sentados en la mesa
para democratizar el país. No vamos a entregar las armas, si quieren
quitárnoslas que vengan y que nos las quiten. No han podido quitárnosla,
entonces ¿cómo es eso de que las vamos a entregar? Es como si les dijéramos a
ellos ”¡entréguenos el Estado!”. Nosotros no hemos podido tomarlo, entonces
¿cómo nos lo van a entregar? Estamos iguales, somos dos ejércitos que no se han
podido derrotar. ¡Ah! ¿Qué nos han hecho daño? Sí, pero nosotros también les
hemos causado daño ¿Por qué las transnacionales están presionando a Santos para
sentarse con nosotros en la mesa de negociación? Porque ellas quieren invertir
en Colombia y la piedra en el zapato somos nosotros (...) El problema hoy en
día son los «no» del gobierno. Se les dice «el campesino necesita tierra» ellos
dicen «No, esto no es negociable», «el campesino necesita una reforma agraria».
«No, esto no es negociable», «el campesino necesita una zona de reserva y bla,
bla, bla...” «No, esto no es negociable». Ahora, estamos hablando de la
participación política, nosotros decimos que lo que hay que hacer para
garantizar esos acuerdos, es una Asamblea Constituyente. El gobierno responde:
«¡No, esto no es negociable!”.
Sin embargo el régimen colombiano puede ser
flexible como lo precisa Andrés Paris: ”El gobierno había rechazado varias
propuestas que le habíamos hecho, pero fue gradualmente diseñando fórmulas que permitieron
avanzar, y es previsible que frente a la asamblea constituyente también
modifique su postura. En la etapa secreta de los diálogos ellos querían que las
conversaciones permanecieran todo el tiempo secretas, nosotros exigimos una
apertura de la mesa. Cedieron y ahora nos encontramos en la etapa pública, cosa
que no estimaban al comienzo de estos diálogos. Al principio se negaron a
cualquier forma de ratificación de los acuerdos y ahora Santos habla de un
referéndum. Nosotros queremos precisar que la Asamblea Nacional Constituyente
es un mecanismo que se utilizará al final, cuando todos los acuerdos sean
obtenidos (...). Todo esto te lo digo para que puedas ver que el gobierno ya ha
modificado sus posiciones y que es deseable que también lo haga con respecto a
su posición inicial de decirle “no” a la Asamblea Constituyente”.
Enriquecidas por cerca de 50 años de
experiencia en la lucha, las FARC saben que los acuerdos de paz con el estado
colombiano no podrán ser válidos sin que se establezcan garantías sólidas. El
fantasma del proyecto de la Unión Patriótica sigue siendo la brújula inevitable
para quien quiera llevar a cabo un cese al fuego. La embestida sufrida por la
izquierda en esa época (y que se prosigue actualmente) cimentó la certeza, en
el movimiento armado, de que en el país no existen condiciones políticas
suficientes como para abandonar la lucha armada. ”Hoy en día, después de 30
años, puedo decir que soy un sobreviviente de una generación de líderes cuya
mayoría fueron asesinados. La lucha guerrillera, siendo aparentemente más
peligrosa, le puedo decir que los que ingresamos a las FARC estamos vivos
mientras que los que continuaron en el ejercicio de la política fueron
asesinados” explica Andrés Paris. Frente a las incesantes exigencias de
capitulación formuladas por Bogotá, aquel contesta ”¿para qué? El primer acto
sería: la desmovilización y la entrega de armas. Segundo acto: salida de un
grupo de guerrilleros a la plaza pública. Y tercer acto: asistir al entierro de
esos líderes”. Dibujando apenas un sonrisa añade ”Entonces cuando llegue el
momento de decir ‘¿Quién sale por las FARC?’ yo digo: Que salga Diana primero,
¡adelante!””. La joven compañera le responde con una sonrisa cómplice.
Es evidente que el reto principal de las
conversaciones de paz realizadas en La Habana reside en el seguimiento de éstos
cuando concluyan. Ariel Ávila Martínez, miembro del Observatorio del conflicto
Nuevo Arco Iris me exponía su inquietud en una entrevista en enero de 2013,
acerca de las garantías que podría dar el régimen: ”A las FARC no se les puede
asesinar otra vez, hay que dejarlas participar en la vida política. Después le
puedes exigir 60 años de cárcel a Timochenko [5]. después de haber pasado 40
años de su vida en el monte. Hay que encontrar una combinación jurídica. Pero
sobre todo hay que protegerles la vida. Sabes que los más grandes asesinos de
la izquierda en Colombia han sido los paramilitares instigados por la clase
política tradicional. Entonces yo me hago una pregunta, si en un municipio
narco un comandante de las FARC se lanza en política... ¿será que el alcalde lo
va a dejar? ¿O se va a aliar con narcos para matarlo?”. [6].
El problema paramilitar es uno de los puntos
esenciales a la hora de asentar garantías de participación política abierta. ”El
gobierno tiene primero que desmontar los grupos paramilitares, en segundo lugar
tiene que depurar las fuerzas armadas y en tercer lugar tiene que acabar con
esta doctrina de la seguridad nacional” enumera Jaime Nevado, refiriéndose a
esta tesis proveniente de la época de la Guerra Fría, que tiene como fin el
utilizar el ejército para llevar a cabo una guerra antisubversiva. Ésta
consiste esencialmente en reprimir el movimiento social con el pretexto de
combatir la guerrilla. ”¿Qué es ese rollo que nosotros estamos hablando de paz
y Santos decide afiliarse a la OTAN? ¿Para qué? La OTAN solo sirve
exclusivamente para destruir pueblos, ¡eso no es serio!”, añade mi
interlocutor.
”Nosotros estamos convencidos de que lo que
sucedió con la Unión Patriótica puede repetirse. Los muertos nunca han
disuadido la burguesía colombiana” prosigue Andrés Paris. ”La mejor garantía de
no ser asesinados es que en Colombia empiece un proceso de cambios profundos de
la cultura y de las instituciones políticas colombianas, en los cuales los
escuadrones de la muerte sean aislados”. Prevenido, el guerrillero concluye con
un refrán colombiano: ”Al perro no lo capan dos veces”.
Enviado especial de Grand Soir a La Habana
(1) Entrevista con Andrés Paris, 30 de junio
2013, La Habana
(2) Referencia a la desmovilización del M19 en
1990 que dio lugar a su conversión en movimiento político y a su participación
en la constitución nacional de 1991
(3) Entrevista con Diana Grajales, 30 de junio
2013, La Habana
(4) Entrevista con Jaime Nevado, 29 de junio
2013, La Habana
(5) Timoleón Jiménez, comandante en jefe de
las FARC-EP después de la muerte de Alfonso Cano
(6) Entrevista con Ariel Ávila Martínez, 25 de
enero 2013, Bogotá
Original: “Nous faisons de la politique
avec des armes, le but est d’en faire sans elles? : Entretien avec la
délégation de paix des FARC-EP à La Havane¿
Editado por : María Piedad Ossaba
Fuente : Le Grand Soir, 7de junio de
2013
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