La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, mayo 20
de 2013
Los Diálogos en la Habana:
Entre la especulación y la
desinformación.
Video:
http://youtu.be/q_QdzgO1Gl8
Algunos de los
grandes medios de comunicación colombianos hoy, desafortunadamente, actúan como
verdaderos Sping doctor; es decir, como entes dedicados ya a orquestar el
desprestigio de un opositor, o ya el beneficio de las élites en el poder,
mediante tácticas manipuladoras, filtraciones, maquillados "sondeos"
y estadísticas acomodadas. El proceso de paz de la Habana no se ha salvado de
este tipo de maniobras.
Al respecto,
debemos hacer precisiones sobre argumentos que resuenan desde ciertas
rotativas, apuntando a indicar que las FARC han ido construyendo un Acuerdo de
tranformación rural integral, inferior a las conquistas hasta ahora ganadas por
el pueblo en luchas que le han costado sudor y sangre. Valga decir de entrada,
que la Reforma Agraria por la que durante décadas han luchado los campesinos,
siempre ha sido aplazada con sofismas y terror; ello incluye lo que algunos se
atreven a llamar "la revolución agraria" del gobierno Santos, la cual
de manera precisa hemos caracterizado como un proceso de despojo legal que
pretende abrir un camino expedito a la inversión extranjera, esquema que hay
que superarar, si en verdad se quiere hacer la paz.
Así las cosas,
nunca estará de sobra decir que cualquier entendimiento sobre restitución,
formalización y distribución de tierras, deberá tener en cuenta las 100 propuestas
mínimas para el Desarrollo Rural y Agrario para la Democratización y la Paz de
Colombia que han radicado las FARC-EP en la mesa de conversaciones. Ello
implica no perder de vista que en nuestro país no son 250 mil los campesinos
desposeidos o que tienen microfundios insuficientes para la subsistencia; en
realidad en un cuarto de siglo, para no irnos muy lejos en la historia de
despojo sangriento orquestada por los latifundistas repaldados por el Estado,
son alrededor de 8 millones de hectareas las que han sido arrebatadas a los
pobladores del campo, generando más miseria, masacres, desapariciones,
encarcelamientos y un desplazamiento forzado de más de cinco millones de
compatriotas.
Toda esta gente
y la que se ha mantenido contra viento y marea en el campo, debe ser
reivindicada, resarcida en sus derechos económicos, políticos y sociales
fundamentales, pues se trata de tomar en cuenta a todo el escenario rural,
tanto el impactado de manera más directa por la confrontación y la violencia
institucional, como el que se encuentra sometido al abandono y a la miseria
secular.
Pese a las
afirmaciones de algunos medios capitalinos, las cuales son presentadas como
"exclusivas" derivadas de fuentes gubernamentales hablando de
supuestos acuerdos concluidos, de momento podríamos adelantar que no hay nada
que lleve por nombre Banco de Tierras o que indique que las FARC-EP hubiesemos
concertado que la permanencia del latifundio o de la praderización del país es
buena para el campo, o que las implementaciones catastrales y sobre impuesto
predial que adelanta el gobierno, sean lo que en el Acuerdo se conciben como
tales. Mucho menos debe darse por cierto que existan convenios en los que el
asunto de Zonas de Reserva Campesina se vaya a finiquitar transando redacciones
que estén por debajo de las espectativas y los logros que los campesinos han
materializado con sus propios esfuezos y sacrificos; no. Por supuesto,
entonces, más allá de cualquier generalidad que reivindique los derechos de
campesinos, comunidades indígnas y afrosdescendiente, las FARCF-EP comparten el
anhelo de los compatriotas que han emprendido la lucha por las más de 9
millones de hectareas que se comprenden en el medio centenar de procesos que
están en la vía de construcción de las Zonas de Reserva Campesina, y sobre los
cuales se aspira a lograr autonomía, descentralización y respeto.
Pero más allá
de esta justa reivindicación, que no es una pretensión de las FARC-EP, sino de
los campesinos, nuestra idea de Reformas Agraria, como bien lo hemos explicado
antes, no admite la idea de que cada día el territorio destinado a la
producción alimentaria se vaya reduciendo solamente para beneficiar al
latifundio ganadero o a las economías extractivas; no. Nosotros soñamos con que
el país recupere su capacidad de autoabastecimiento y que además de las Zonas
de Reserva Campesina, se establezcan Zonas Campesinas de Producción de
Alimentos y se fortalezcan los resguardos y los territorios de las comunidades
afrodescendientes.
Todo esto
requerirá voluntad política y financiación contante y sonante, pues no es sobre
promesas vanas que se construye la paz. Nosotros somos optimistas y confiamos
en que este noveno ciclo termine con anuncios que al país le den certeza de
avance y fe en la posibilidad de la reconciliación.
DELEGACION DE PAZ DE LAS FARC-EP
No hay comentarios:
Publicar un comentario