En exclusiva en el número más reciente de la Revista Semana. |
“Deseo hacer política de manera abierta y legal”
Por María Jimena Duzán
EN PLATA BLANCAIván Márquez,
de las FARC, habla en exclusiva con María Jimena Duzán, de SEMANA.
23 febrero 2013
MARÍA JIMENA DUZÁN: Dura la carta que le envió Timochenko al
presidente Santos. ¿Por qué les molestó tanto que él recordara en El Caguán que
ustedes también son despojadores?
IVÁN MÁRQUEZ: Mire,
las cosas van bien y en esa carta que usted menciona el propio Timochenko
afirma que se han hecho avances. Hemos construido por lo menos unas dos o más
cuartillas de acuerdo y eso es un avance que no se había logrado en anteriores
procesos. En Tlaxcala, por ejemplo, la discusión giró en torno a la política
económica y de ahí no avanzamos ni un centímetro. Por eso, porque vamos bien,
nos molestó que el presidente Santos hubiera ido al Caguán a compararnos con
los verdaderos despojadores y que encima de eso no haya hecho mención de los
avances que hemos conseguido en La Habana. En esa actitud vemos una maniobra
para distraer la atención del país sobre el verdadero problema, que es el
latifundio, el primer generador de desigualdad en el campo. ¿Por qué no habló de
las hectáreas que entregó en El Caguán Don Berna, ni de las que tiene Víctor
Carranza?
M.J.D.: Pero no puede negar que tienen tierras en El Caguán. Lo invito
a que lea un documento elaborado por Luis Jorge Garay, miembro de la Comisión
de Seguimiento a la Ley de Restitución, en la que documenta esa concentración
de tierras en manos de las Farc.
I.M.: Yo no sé cómo
hacen para hacer esos informes, porque la mayoría de esas tierras ni siquiera
tienen títulos. Y sin estos es muy difícil hablar de despojo. Por eso queremos
hacer una comisión con el propósito de estudiar el tema. Estaba leyendo antes
de venir aquí una entrevista que se les hace a unos campesinos del Recreo –que
es una de las tierras que según el gobierno es expropiada por las Farc– y allí
solo había campesinos. El gran temor que tenemos es que con el cuento de que
son tierras de las Farc se hagan nuevos despojos.
M.J.D.: ¿Por qué no les gusta el marco jurídico para la paz, que es la
ventana que el gobierno abrió para que puedan reincorporarse a la
política?
I.M.: Porque
consideramos que el Congreso no tiene la autoridad moral ni ética –y no estoy
hablando de todos los congresistas– para legislar en un asunto tan complicado.
Lo que se necesita es una reforma integral al sistema electoral, que es
corrupto y tramposo. Aquí votan hasta los muertos.
M.J.D.: Muchos dirán lo contrario. Que los que no tienen autoridad
moral para hablar de ética son ustedes. No se le olvide que hay una opinión pública
que es adversa a sus prácticas y a sus atropellos.
I.M.: Si hay
atropellos no son intencionales. Cuando nosotros desplegamos alguna actividad
militar no lo hacemos contra la población civil sino contra un objetivo militar
y a veces lamentablemente resulta afectada la población.
M.J.D.: ¿No les da temor confrontarse con un país que no los
quiere?
I.M.: Lo que
queremos es hablar con ese país. Para nosotros es muy importante que la gente
nos quiera. Los campesinos vuelcan todos sus afectos a esta guerrilla porque
nos protegen y nos ayudan. Nos suministran información y si no fuera por este
apoyo no existiríamos. Hay unas capas medias que están siendo duramente
golpeadas por temas como el de la nueva reforma tributaria. No crea que
nosotros somos cuadrados. Nosotros tenemos puentes con ese país que usted
señala.
M.J.D.: ¿Pero y el bombazo al club El Nogal?
I.M.: No dispongo de
información sobre ese tema. Sé que fue un caso estremecedor. No sé en qué
estado se encuentre la investigación pero sí le digo lo siguiente: a nivel del
secretariado ese tema nunca se ha discutido.
M.J.D.: A la luz de las nuevas disposiciones del derecho
internacional, para ser beneficiarios de los mecanismos que brinda la Justicia
transicional el primer requisito es resarcir a las víctimas. Sin embargo,
ustedes insisten en que no son victimarios sino víctimas. ¿Van o no resarcir a
sus victimas?
I.M.: El gobierno
nos ha emplazado a que les demos la cara a las víctimas y lo vamos a hacer.
Timochenko lo ha dicho en su carta con nitidez. Pero eso sí: queremos que se
aborde el tema en toda su dimensión. Queremos que se hable sobre los
responsables de la época de la Violencia, de los autores materiales e
intelectuales de la masacre de la Unión Patriótica, de cómo va la investigación
en torno a los falsos positivos.
M.J.D.: ¿Y en el caso de las víctimas de las Farc?
I.M.: Hemos dicho
que el Estado es el último punto de imputación y que las víctimas son víctimas
del conflicto. Pero le quiero decir una cosa más: creo que el Estado colombiano
está enredado con el Estatuto de Roma. Dicen que tienen temor de que se vengan
demandas si no se cumple con unos requisitos mínimos de Justicia, pero creemos
que eso no es así y que por el contrario esos temores infundados se están usando
para imponernos a nosotros unos ritmos con el propósito de que salgamos de esto
ligero.
M.J.D.: Usted qué le diría a esas madres de soldados y policías que
piden que les den razón de sus hijos. No saben si están secuestrados o con
vida.
I.M.: María Jimena,
nosotros ya lo hemos dicho: no tenemos retenidas personas con fines económicos.
Hemos dicho que íbamos a abandonar esa práctica y lo hemos cumplido. Tampoco
tenemos soldados y policías en nuestro poder. Ahora bien, hay que tener en
cuenta que en un combate se producen muchos momentos que se escapan de nuestro
control. Pero para tratar de resolver ese problema estamos dispuestos a
integrar comisiones con el Ejército de Colombia, las Farc y la Cruz Roja
internacional para ir a donde se produjeron esos combates para ver si logramos
una respuesta a esta situación dramática de los desaparecidos.
M.J.D.: El expresidente Uribe también es una víctima de las Farc que
ustedes van a tener que resarcir. Secuestraron a su padre, quien murió en medio
del fuego cruzado el día en que lo liberaron.
I.M.: Las Farc no
secuestraron al papá de Uribe. Eso se lo aseguro.
M.J.D.: No les gusta el marco para la paz pero sí una asamblea
constituyente. ¿Por qué insisten en esa propuesta?
I.M.: Creemos que el
pueblo tiene más fuerza y legitimidad que el poder constituido.
M.J.D.: Coinciden ustedes con el uribismo, que también busca una
constituyente…
I.M.: Pero es que
nosotros queremos la constituyente para refrendar el acuerdo de paz y Uribe la
quiere para unos fines egoístas que no solamente tienen que ver con su vuelta
al poder, sino con el hecho de que busque blindarse para no tener que responder
por todos sus desmanes.
M.J.D.: Hablando del gobierno del presidente Uribe, ¿ustedes fueron
contactados para iniciar diálogos secretos de paz? Se lo pregunto, porque Uribe
ha negado estos acercamientos.
I.M.: Sí, cómo no.
Nosotros recibimos una carta del gobierno de Uribe en la época en que se nombró
a Frank Pearl negociador de paz. En esa carta se nos invitaba a conversaciones
secretas. Alfonso (Cano) la puso a consideración del secretariado de las Farc y
acordamos dar una respuesta al señor Uribe, pero tuvimos un malentendido y una
carta que debió circular de manera confidencial resultó haciéndose pública por
cuenta de nosotros. Eso fue al final del mandato de Uribe.
M.J.D.: ¿Y me puede refrescar la memoria sobre lo que decían en esa
carta?
I.M.: En esa carta
decíamos que de todas maneras estábamos dispuestos a conversar, aunque hacíamos
reparos a la conducta asumida por Uribe durante su mandato. No sé por qué ahora
Uribe niega esos acercamientos. ¿Acaso es un delito buscar la paz en Colombia?
M.J.D.: Al otro día de la muerte de Alfonso Cano, las Farc le hacen
saber al gobierno que siguen adelante. Debió ser difícil esa decisión.
I.M.: Tuvimos que
hacer de tripas corazón y seguir en el proceso porque Alfonso así lo había
exigido. Él decía que esto había que proseguirlo hasta que culminara la paz
para Colombia. Fue una decisión difícil. Se trataba del asesinato del
comandante que más estaba impulsando la posibilidad de un diálogo de paz con el
gobierno de Santos. Alguien dice que uno no puede matar a quien está hablando
de paz. Yo digo que si no hubiese ocurrido lo de Alfonso estaríamos en una
etapa más avanzada.
M.J.D.: Usted se sienta todos los días con el general Mora, quien lo
debió haber tenido en la mira más de una vez. ¿Qué siente cuando lo ve?
I.M.: Primero un
profundo respeto. En Oslo, recuerdo, me dirigí al general Mora diciéndole que
Manuel Marulanda Vélez nos había enseñado el respeto por el adversario. Y el
general me dijo que casi todas las guerras habían terminado en un acuerdo. Y
creo que él tiene razón.
M.J.D.: ¿Cómo explicarle a un país que si se firma la paz, los
guerrilleros podrán hacer política y recorrer las calles, pero los militares
que los combatieron terminen pagando penas en las cárceles?
I.M.: Yo prefiero
dejarle esos asuntos al Estado. No nos queremos meter en eso.
M.J.D.: ¿Usted aspira a hacer política en este país?
I.M.: ¡Pero
claro...! Ese es mi propósito. Yo fui representante por el Caquetá y me devolví
al monte porque me iban a matar. Deseo hacer política de manera abierta y
legal.
M.J.D.: ¿Es la Marcha Patriótica el partido que ustedes están
impulsando para poder hacer política si dejan las armas y se reincorporan a la
sociedad?
I.M.: Estamos
impulsando partidos y movimientos. Uno es el Partido Comunista Clandestino y
otro el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, que también es
clandestino. En cuanto a la Marcha Patriótica saludamos que por iniciativa
popular se esté construyendo un movimiento de esas características. Ojalá
logren aliarse con otros sectores sociales y políticos afines para presentar
una alternativa política que le cambie el rumbo a este país.
M.J.D.: Esa foto suya encima de una Harley-Davidson no debió gustar en
la guerrilla.
I.M.: Esa foto fue
una mamadera de gallo, porque le cuento que no se manejar moto. Sin embargo, ya
dicen que recorro las carreteras de Venezuela y Cuba en una Harley-Davidson.
Esa foto fue hecha cuando estuve hablando en Caracas con Chávez. Me han armado
un alboroto creyendo que iban a generar descontento al interior de las filas
guerrilleras, pero allá saben que Márquez está siempre con su tropa.
M.J.D.: Finalmente, ustedes tampoco aceptan que están metidos en el
narcotráfico. ¿Todas esas historias que los vinculan en alianzas con Los
Rastrojos y Los Urabeños es también propaganda mentirosa?
I.M.: Nosotros no
tenemos laboratorios de cocaína ni somos la Policía antinarcóticos de nadie.
Obviamente muchos no entienden que no reprimamos al campesino cultivador.
Actualmente en Colombia se lavan unos 12.000 millones de dólares. Gran parte de
ese monto proviene del narcotráfico que los mueve a través de circuitos
financieros y eso no genera mayor cuestionamiento moral. Con dineros de
narcotráfico se han elegido presidentes desde Turbay Ayala.
M.J.D.: Dicen que usted es el más duro en la delegación de las Farc y
que su dureza se deriva del hecho de que hace rato no está en el frente de
batalla, sino que vive cómodamente en Venezuela.
I.M.: Eso no es
cierto. Ningún comandante de las Farc está alejado de su tropa. A mí me nombró
Timo como jefe de la delegación en La Habana y aquí estoy. Y nuestro deseo es
poder llegar a Bogotá en una movilización política con Pablo Catatumbo, Pastor
Alape, Joaquín Gómez, Mauricio Jaramillo y Timochenko. María Jimena, esta
posibilidad de paz es muy especial y no la podemos dejar escapar.
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