“Nada es tan conforme con las
doctrinas populares como consultar a la nación en masa sobre los puntos
capitales en que se fundan los estados, las leyes fundamentales y el magistrado
supremo…”
Simón Bolívar
COMUNICADO:
La paz es un
derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, lo consagra la Constitución de
la República de Colombia. En consecuencia, amenazar con una eventual
judicialización a las organizaciones sociales y políticas del país, a los
ciudadanos en general, que quieran hablar de paz directamente con las FARC-EP
en la Habana, en medio de un proceso de paz, y sin órdenes de captura contra
los voceros insurgentes, no deja de causar asombro y una fragorosa sensación
interna de duda y desconfianza frente a funcionarios que abusan con sus
pretensiones restrictivas. Nadie viene a la Habana a hablar de guerra; la gente
viene hablar de paz y solución política al conflicto social y armado, de todas
maneras atendiendo a un mandato constitucional justo y perentorio, pero también
a un dictado de su conciencia.
Por otra parte
valoramos como positivo que el presidente Juan Manuel Santos haya avanzado en
coincidir con nosotros, en que es un mecanismo de consulta popular el que debe
refrendar un posible acuerdo de paz. Las colombianas y los colombianos que aman
la paz, propugnan por una Asamblea Nacional Constituyente como mecanismo
refrendatario de los eventuales Acuerdos de la Habana, o como manifestación de
la majestad incuestionable del Constituyente Primario, mil veces más
determinante que el poder constituido, para señalizar caminos expeditos y
dinámicos hacia la consecución del objetivo supremo de la paz.
Queremos que la
búsqueda de la paz para Colombia se cimente en una política de Estado y no en
la aspiración efímera de un gobierno. Sólo así la lograremos estable y
duradera, porque no estaría sujeta a decisiones caprichosas de un gobierno
futuro que quiera reversar un acuerdo de paz. La Asamblea Nacional
Constituyente es la única instancia que puede garantizar legitimidad y
seguridad jurídica al proceso de paz, porque como enseña Bolívar, El
Libertador, “la soberanía del pueblo es la única autoridad legítima de las
naciones”.
La paz tiene
que ser el fruto de un nuevo contrato social. La Constituyente debe cimentar
con sus propias manos la estructura del nuevo edificio de la paz que desde el
norte de Suramérica, irradiará sosiego a todo un continente.
Finalmente,
destacamos el reconocimiento que el presidente Santos hiciera del cumplimiento
por parte de las FARC-EP de la cesación unilateral de sus acciones ofensivas
durante 60 días, en medio, diríamos nosotros, de una incensata ofensiva militar
del Estado contra nuestros campamentos en todo el territorio nacional.
Delegación de Paz de las FARC-EP en la Habana
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