Las FARC: “La Constituyente es más que un
escenario de refrendación; es el espacio que define la paz”
·
“Las FARC no han llegado a La Habana
a realizar conciliábulos”
- “No estamos hablando de una Constituyente para después de
la dejación de las armas, sino de una Constituyente como tratado de paz y
nuevo contrato social”
La Habana,
Cuba, sede de los diálogos de paz, junio 18 de 2013
Señores revista SEMANA y directores de medios en
general:
A propósito de la opinión personal del doctor Humberto
de la Calle sobre la posibilidad de una Asamblea Nacional Constituyente,
divulgada por la revista Semana, al tiempo que expresamos nuestra satisfacción
por la apertura del trascendental debate de interés nacional, hacemos las
siguientes consideraciones:
Téngase en
cuenta que la Constituyente no puede existir si no hay refrendación de la ley
que la convoque con la competencia, su termino de duración, y la manera de cómo
ha de lograrse su integración, señalada, obviamente, por la misma ley convocatoria.
Al incluir como parte de la competencia de la Constituyente, temas
acordados en La Habana, estos se refrendarían con el voto del pueblo. ¿Qué
mejor manera de resolver los puntos de contradicción de las partes cobijados
por las salvedades? Ya verá la Constituyente en su sabiduría si los mejora, los
aprueba o los imprueba durante el término de su duración. ¿Por qué tenerle
miedo a la opinión del pueblo, a la verdadera democracia? El ejercicio del
poder constituyente es sin duda, genuina expresión de la afirmación de que “la
soberanía reside exclusivamente en el pueblo”.
Si la
Constituyente del 91 abrió sus puertas y sesiones sin marco referencial que la
limitara, ¿por qué no abrirle paso a la aplicación del artículo 376 de la
actual Carta para resolver una situación de guerra que ya no la soporta el
país?
Nosotros somos
constructores del acuerdo de La Habana y sabemos bien que el desarrollo del
segundo punto de la Agenda que ahora se inaugura, tiene todas las posibilidades
para que la participación ciudadana encuentre el camino de la paz.
El tema no se
restringe a analizar exclusivamente cómo las FARC hacen política; la almendra
de la Participación Política está en la construcción de la democracia y de la
transformación estructural del Estado. Si se convocó un Foro que reunió fuerzas
vivas para revisar este asunto, es porque no todo está dicho, es porque no se
puede aplazar más el sagrado compromiso de actuar de cara al país.
Efectivamente,
como dice Humberto de La Calle, la refrendación es un argumento angular en todo
el diseño de las conversaciones, pero el momento en que la ciudadanía
interviene no está reservado a la visión de exegetas desactualizados, pues el
sexto punto del Acuerdo de La Habana no desarrolla el concepto, precisamente
porque está subordinado al espíritu preambular del mismo, que indica sí, que
habría un periodo de amplia difusión y debate abierto y que “la construcción de
la paz es asunto de la sociedad en su conjunto que requiere de la participación
de todos, sin distinción”. Por lo demás, lo reservado son las discusiones
internas de la mesa, que de ninguna manera sugiere el secretismo en torno a
conclusiones que deben ser del dominio público. Las FARC no han llegado a La
Habana a realizar conciliábulos.
No estamos hablando de una
Constituyente para después de la dejación de las armas, sino de una
Constituyente como tratado de paz y nuevo contrato social.
La Constituyente es más que un
escenario de refrendación; es el espacio que define la paz.
Está llamada a
discutir sobre el eventual acuerdo de La Habana y a superar las salvedades y
disensos que van quedando en el congelador. En consecuencia, no puede ser el
colofón de la dejación de las armas en que tanto insiste el gobierno.
Obviamente no lo estamos planteando como punto final del diálogo, pero tampoco
como comienzo del mismo; su establecimiento ya sería el triunfo del clamor
nacional porque no se siga aplazando la participación efectiva del país en la
solución de los problemas de la guerra y la paz que lo están afectando.
¿De dónde se
inventó el doctor Humberto de La Calle que la Constituyente revisa y niega lo
pactado? El pueblo no puede ser un convidado de piedra que llega a última hora
solamente a refrendar lo que otros acordaron. La revisión no es negación.
No hay nada
peor que hacer referencia a juristas sin nombre para disfrazar lo que no se
puede respaldar con autoridad. Fernando Giraldo, politólogo y docente de la
Universidad Javeriana ha dicho en el diario El Colombiano que, “para resolver
un problema extraordinario, grave y complejo, se requieren medidas
extraordinarias, graves, complejas y de trascendencia. Creo que tiene que ser
un camino extraordinario, y este es la Asamblea Nacional Constituyente”, dice.
Si se analiza
bien, someter a referendo un acuerdo que apenas en la definición parcial del
primer punto tiene más de 20 páginas, quedando por resolver salvedades
sustanciales, no sería práctico ni técnicamente posible.
Si algo no
tiene hoy en día la Constitución del 91, es el vigor político que le atribuyen
algunos, pues su espíritu descentralizador, la pluralidad partidista de otrora
y la fuerza administrativa y política para los municipios, han sido aniquilados
por el tsunami neoliberal de su ejecución.
·
Contrarreformas son las 38
modificaciones amañadas que convirtieron la Constitución del 91 en una Constitución
andrajosa e irreconocible.
·
La manosearon para imponer la
reelección presidencial.
·
Exacerbaron el presidencialismo.
·
Transfiguraron el valioso
enunciado de que la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento en
una fórmula vacía.
·
Subordinaron todas las ramas del
poder y hasta los organismos de control a las veleidades del Ejecutivo.
·
Desatendieron el mandato de hacer
en breve tiempo la formulación de un ordenamiento territorial que respondiera a
los intereses de las comunidades.
Si en contravía
de los postulados de reivindicación social que contenía, hoy tenemos una
escandalosa deuda social, ¿por qué no podemos discutir la política económica?
Lo que se
escucha en la calle, en los clubes sociales, en los mentideros, en las esquinas
de las ciudades, es que la gente, todo el mundo está molesto con la corrupción
en la justicia, con los llamados “carruseles” en la contratación
administrativa, con la centralización administrativa que desconoce las
regiones, y con la manera como se explotan los recursos naturales no renovables
a expensas del pueblo y de lo ambiental.
Hoy nadie
confía en el sistema electoral corrupto y fraudulento, y el ejercicio de la
política no cuenta siquiera con un estatuto de la oposición, pero sí con el
terrorismo de un régimen que criminaliza la protesta social y extermina a los
contradictores.
¿Acaso la regla
fiscal no hiere de muerte la inversión social y la tutela? Su afán es
concentrar recursos para la guerra y saciar la voracidad de la banca
internacional y la corrupción.
El cangro de la justicia hoy, es
la politiquería. En una justicia que está más corrupta que nunca, los
magistrados de las cortes con pocas excepciones, están cuestionados por la
opinión pública. Hecho que obliga a su reforma. No hay vuelta de hoja, no puede
haber paz si no hay un aparato jurisdiccional que la garantice. Se debe depurar
y regresar a la rama judicial, su independencia orgánica.
Los partidos
políticos, organizaciones sociales, gremios y movimientos, etc., que vayan a
ser parte de la Constituyente, deben ir preparando sus proyectos de reforma a
la justicia para ser debatidos democráticamente. Invitamos a los decanos de
derecho de todas las universidades y a los estudiosos a que se pronuncien sobre
la reforma a la justicia.
Para qué traer
a cuento un marco jurídico que ni siquiera existe. Con artificios no se debe
endosar responsabilidades a quien no las tiene. Incluso, son más responsables
las élites oligárquicas del país que los mismos militares, que siempre actuaron
subordinados al poder, con pocas excepciones.
No es cierto
que la justicia internacional esté por encima de la Constituyente y el soberano
y cualquier transicionalidad solo la concebimos como producto de un acuerdo.
DELEGACIÓN DE PAZ DE LAS FARC-EP
No hay comentarios:
Publicar un comentario