PINZÓN,
EL PERDONAVIDAS
Por:
Pablo Catatumbo
Integrante
del Secretariado Nacional de las FARC-EP y de la Delegación de Paz en La
Habana.
Los medios electrónicos han reportado unas
altisonantes declaraciones recientes del Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón,
en las que sostiene que el pasado 6 de abril, las Fuerzas Militares estuvieron
a sólo dos horas de darnos de baja, lo cual no fue posible por el operativo de
suspensión de operaciones por 36 horas acordado dentro de los protocolos de
seguridad para el traslado de nuestros delegados en la mesa de La Habana. Por
lo tanto, sugiere el ministro, que yo debería agradecerle a la divina
providencia, y, cómo no, a él mismo, el hecho de encontrarme vivo e integrando
la delegación de Paz de las FARC EP.
Como
en los más bizarros momentos del spaguetti-western, Pinzón pretende fungir de
perdonavidas, el más violento exponente de la fauna de las películas del Oeste.
El perdonavidas, personaje-arquetipo, considera su capacidad de matar en un
nivel tan alto, que se da el lujo de renunciar a ciertos asesinatos, siendo
entonces magnánimo en su labor homicida.
Lo
que parece olvidar Pinzón son los infinitos recursos humanos y económicos que
ha invertido su cartera en los operativos de “búsqueda y destrucción” que
desarrollan desde hace años contra dirigentes guerrilleros considerados por
ellos Blancos de Alto Valor Estratégico, (BAVE).
Deliberadamente
olvida las innumerables ocasiones en las que han desplegado batallones enteros
para dar el “golpe seguro”, contra comandantes guerrilleros sin que hayan
podido lograr sus objetivos. Olvida también con que sevicia han realizado
numerosos montajes judiciales contra inocentes civiles a los que han presentado
como colaboradores, milicianos o integrantes de nuestros “anillos de seguridad”.
Olvida
también a los “hombres-zorro”, o “grupos Camaleón” eliminados –a pesar de su
formación de elite en los Estados Unidos-, así como el abundante material de
inteligencia estratégica que nuestras unidades en Huila, Putumayo, Caquetá,
Cauca, Guajira, Valle y Nariño, han recuperado.
Pinzón
se echa flores a sí mismo y a su ministerio, pero a Pinzón, ficha del
militarismo ultramontano dentro del gabinete, le falta mucho para ser el
perdonavidas que pretende ser.
Seguramente
así será porque vive de los laureles militares de su padre y del cacareado
asunto de haber nacido en un cuartel militar. Lo que no debe llevarnos a
olvidar que ni prestó el servicio militar ni conoce mayor cosa de la vida
guerrera, lo que pretende disimular con “galones” de gomina y horas de
fisiculturismo.
Las
actitudes del ministro de guerra dejan pensando hondamente hasta qué punto sus
intenciones representan al gobierno Santos en su conjunto, o si éste desarrolla
sistemáticamente una política de doble discurso.
Afortunadamente
el masivo clamor por la paz expresado el 9 de abril, ha demostrado que todas
esas expresiones de hirsuto militarismo como las de Pinzón, son hoy rezagos de
un pasado que estamos seguros habremos de superar entre todos y todas.
Recapacite Ministro, y comprenda que estamos en la hora de la paz.
_________________________
Delegación
de paz FARC-EP
No hay comentarios:
Publicar un comentario