Vientos de cambio soplan hoy en nuestra patria. La
paz con justicia social avanza al paso firme y decidido del movimiento popular
colombiano que poco a poco viene madurando las condiciones para generar las
transformaciones profundas que requiere el país. Movimiento nutrido cada vez
por los más amplios y diversos sectores sociales que se ven empujados a la
lucha social como consecuencia de las antipatrióticas y antipopulares políticas
sociales, económicas y de “defensa”, promovidas por el actual régimen
excluyente con el apoyo del imperialismo norteamericano para conservar sus
privilegios, condenándolos al empobrecimiento, el hambre y la desocupación.
Sin duda, la
amplitud y diversidad del movimiento popular en Colombia ponen de manifiesto el
avance del proceso nacional de cambio, en la medida que ya no son solo los
tradicionales movimientos obrero, campesino y estudiantil los que asumen la
lucha, sino que, con la
profundización
de la crisis capitalista, luchadores por una vivienda digna para todos, defensores
de los derechos de los animales, ambientalistas, artistas, grupos étnicos,
usuarios de los servicios públicos, profesionales, entre muchos otros, en un sinnúmero
de formas organizativas, vienen también asumiendo la lucha por si mismos, y en
esa dinámica vienen construyendo escenarios de coordinación para unificarse,
consolidando plataformas nacionales de carácter reivindicativo y político que
los hacen cada vez más fuertes.
En ese inmenso
universo de grupos y sectores sociales, por su persistente, esmerada y valiente
labor, brillan con luz propia las mujeres. Efectivamente, las mujeres juegan
hoy un papel de suma relevancia en los procesos sociales y políticos de transformación
en el mundo y en Colombia. Así, destacadas y valerosas mujeres que han
comprendido que la superación del machismo y la exclusión de género pasan por
el derrumbamiento
del actual sistema socio- económico que sostiene las antiguas tradiciones
patriarcales y por la construcción de una nueva sociedad justa e igualitaria,
asumen hoy posiciones estratégicas en la dirección de importantes movimientos políticos
y sociales que luchan por esa Nueva Colombia Bolivariana que el pueblo tanto
anhela.
Pero además de
aquellas individualidades que por sus posiciones estratégicas se han convertido
en verdaderas figuras publicas de la vida nacional, se encuentran también las
cientos de miles de mujeres anónimas que, soportando los rigores que impone el
conflicto social y armado colombiano, se han provisto de coraje y tenacidad
para superar las terribles consecuencias que éste trae, uniendo sus manos para
trabajar mancomunadamente junto a otros y otras por sus intereses como pueblo
explotado, levantando sus voces indignadas al unísono para exigirle sus
derechos al Estado, desempeñando roles como activistas y dirigentes de
organizaciones populares de diversa Índole.
Destacamos
también la valentía de las mujeres viudas, huérfanas, abandonadas, porque sus
denuncias y sus luchas han contribuido a que el pueblo colombiano y el mundo
sepan de las atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado en contra de sus
compañeros sentimentales, sus Hijos, padres y
hermanos, tan solo por opinar distinto o ser pobres. Por ellas se ha conocido
de las paupérrimas condiciones en las que deben ser levantados los hijos de las
madres cabezas de hogar con ayuda de las madres comunitarias por el abandono
estatal; de los inmensos sacrificios que deben soportar las familias de los
trabajadores tercerizados en los ingenios de cana, en las minas, en las
bananeras, en las regiones petroleras, etc.
Carola, guerrillera de las FARC, caída en combate con el Ejército, sin temor de enfrentar a la bestia antihumana, servil herramienta al Poder Fáctico de la oligarquía. |
A esa mujer
colombiana, descendiente de las rebeldes Manuela Beltrán y Policarpa
Salavarrieta, heredera del espíritu de lucha y sacrificio de María Cano, el
Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia rinde hoy un fervoroso homenaje,
conmemorando a aquellas heroínas neoyorquinas que el 8 de marzo de 1908
ofrendaron sus vidas por la dignidad de las mujeres trabajadoras, invitándolas
a continuar en ésta brega por la reconciliación en nuestra patria mediante la consolidación
de un movimiento nacional por la paz, que cierre filas en defensa de la mesa de
diálogos de la Habana y se movilice decididamente por la concreción de un cese
bilateral al fuego entre las fuerzas oficiales y la insurgencia, y así
propiciar un ambiente favorable a ese fin supremo con el que todos los
colombianos honrados sonamos: la Paz con justicia social.
¡Viva el 8 de
marzo: Día internacional de la mujer revolucionaria!
Movimiento
Bolivariano Suroccidente de Colombia
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