Comandante del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP, Timoleón Jiménez |
Por primera vez “Timochenko”, máximo jefe de las Farc- EP, habla sobre el proceso de paz en La Habana, en entrevista exclusiva al periódico Voz.
VOZ: Se
ha cumplido lo que podríamos llamar el “arranque” de la Mesa de
Diálogos de La Habana, que culminó el pasado 21 de diciembre, ¿qué
balance se podría hacer? ¿Pinta bien el proceso o la perspectiva es de
otro fracaso como lo anuncian los pesimistas?
Timochenko:
Me parece que la expresión “el arranque”, que ustedes usan, es apenas
la más apropiada para describir lo cumplido hasta ahora. Se han
producido anuncios, actos formales de instalación, ruedas de prensa y
múltiples declaraciones, pero la verdadera discusión de los temas de la
agenda apenas comienza. El Foro sobre desarrollo agrario integral abrió
la puerta a la participación de la población colombiana en el proceso.
También han llegado a la Mesa por otros conductos innumerables
propuestas sobre la materia. Se ha empezado a hablar en la Mesa con
distintos sectores vinculados al problema de la tierra. Todo eso tiene
gran importancia, es indicativo de que las cosas marchan bien, sobre
todo porque como informan los delegados nuestros desde La Habana, esa
oleada de voces coincide en un auténtico clamor por cambios
estructurales.
La
posición del gobierno ha sido pública y enfática, en el sentido de no
admitir debates sobre modelos de desarrollo en ninguno de sus aspectos.
Pero bueno, es su posición, la posición de una de las partes que se
sienta con otra a buscar la solución política al conflicto. Por eso
creemos que dicha posición está sujeta a cambios en el curso de las
conversaciones. Para eso es una mesa de diálogo. Nosotros podríamos
partir de exigir el poder o la extinción total de la gran propiedad
rural, que siguen siendo parte de nuestras metas, pero sabemos que de
ese modo no llegaríamos a ningún lado. El gobierno debe tener
compromisos políticos y pactos de lealtad con intereses muy poderosos en
el campo, sin embargo, ellos no pueden constituir la exclusiva guía
para su conducta. La dinámica política puede conducir a la prevalencia
de otros intereses. Al respecto somos optimistas. No cabe duda que las
movilizaciones sociales que seguramente se producirán este año tendrán
grandes repercusiones en todo esto.
VOZ: Respecto
a la duración de este proceso que es complejo y difícil, ¿Cuál es el
“tiempo razonable”, para las FARC-EP, por que el gobierno nacional tiene
un plazo hasta noviembre del presente año?
Timochenko:
Lo razonable es no comprometer plazos, aunque voces interesadas
interpreten esto como la eternización de unos diálogos inocuos. Los
enemigos de las paz y de este proceso siempre se hayan prestos a las
exageraciones y distorsiones. Se trata es de partir de realidades. En
Mayo cumpliremos 49 años de confrontación armada que se prolongarán
quizás muchos más sino se logra un acuerdo de reconciliación. Frente a
esto ¿Qué sentido tiene armar un escándalo por unos meses más o un par
de años más de diálogos, cuando de lo que se trata es de consolidar la
terminación del conflicto y la paz en nuestro país? Tras uno o más
lustros de guerra siempre se volvería a una Mesa; así que es mejor, sin
afanes, ahorrarle toda esa sangre a Colombia.
VOZ: La
participación social y popular ha sido uno de los temas de debate. Es
evidente que el gobierno nacional prefiere un proceso aislado de la
realidad nacional, sin “ruido” como dicen con desprecio. ¿Cree que la
positiva experiencia del Foro Agrario debe repetirse en los siguientes
puntos de la Agenda contenida en el Acuerdo de la “Fase exploratoria”?
Timochenko:
Le decía que la experiencia del Foro Agrario Integral abrió la puerta a
la participación popular en el proceso. En adelante, esta debe crecer
como una bola de nieve que rueda nevada abajo. El pueblo Colombiano no
necesita permisos del gobierno para pronunciarse y movilizarse. En gran
medida esa es la paz que buscamos, la de la participación decisoria de
la nación en las grandes definiciones que atañen a su futuro. Eso ya no
se puede seguir prohibiendo en Colombia.
VOZ: El
gobierno al parecer tiene dos discursos respecto al proceso de paz.
Algunos voceros gubernamentales dicen que el Ministerio de Defensa suele
salirse del “libreto”, pero nadie lo pone en cintura. ¿Será una
táctica del Gobierno en el sentido de que unos hagan de “buenos” y otros
de “malos”? ¿O es abierto desafío al presidente Santos del sector
ultraderechista y guerrerista en el gobierno?
Timochenko:
No creemos que se trate de tácticas o desafíos de la extrema derecha al
presidente Santos. Más bien es el reflejo político de los distintos
intereses económicos que bullen en las alturas. El actual gobierno es
heredero de la seguridad democrática, un practicante devoto del credo
neoliberal, desempeña a cabalidad su papel de agente del imperio en el
sur del continente, confía ciegamente en la Espada de Honor, su plan
militar de exterminio. Su apuesta a la paz por vías del diálogo pone de
manifiesto la fuerza que en el interior de su coalición toman
determinadas conveniencias de momento, pese a la tozudez de algunos
contradictores internos. Lo que está claro es que su idea de paz no
coincide con la de las grandes mayorías desfavorecidas, y ese es el
verdadero debate.
VOZ: a
propósito de este tema, algunos “analistas” de la derecha le atribuyen
la misma conducta a las FARC-EP (la de los libretos) y ponen como
ejemplo la ausencia del Bloque Sur en la delegación de Paz que está en
La Habana. ¿Qué opina al respecto?
Timochenko:
Gran parte de la intelectualidad y la academia cooptadas por el
unanimismo neoliberal desde los años 90, se especializó, no sabemos de
qué modo, en el estudio de las FARC. Ustedes los escuchan o leen todo el
tiempo pontificando sobre nosotros. En realidad todos ellos son agentes
a sueldo del gran capital, cumpliendo con su deber de satanizar las
alternativas políticas y sociales al modelo depredador, cuando no hacen
parte de las operaciones sicológicas desarrolladas por la inteligencia
militar. No hay una sola declaración de Joaquín Gómez o Fabián Ramírez
que exprese algún tipo de discrepancia con el resto del Estado Mayor
Central de las FARC. En aras de la información objetiva, podemos
entregarles para su publicación, la circular emitida por el Blo0que Sur
de las FARC a todos sus combatientes con relación al actual proceso de
paz. Ella sola pone en su lugar toda esta charlatanería barata
VOZ: En
las organizaciones sociales y populares existe una preocupación, porque
el gobierno nacional mientras hace presencia en La Habana, en Colombia
tiene una agenda antipopular, neoliberal y reaccionaria, como el fuero
militar (ya aprobado), la reforma tributaria (ya aprobada), la reforma
pensional en camino y otras medidas para descargar el peso de la crisis
sobre los trabajadores. Son mensajes equívocos gubernamentales. ¿Cómo
hacer para que ello no le quite legitimidad y peso a La Mesa de La
Habana?
Timochenko:
La Mesa de La Habana esta muy lejos de ser la Notaría encargada de
avalar las antipopulares y antipatrióticas políticas del gobierno de
Juan Manuel Santos. Precisamente allá estamos sentados también las FARC
con el propósito indeclinable de denunciar y contradecir esas políticas
que por servir de modo exclusivo a unas elites se convierten en
combustible permanente del conflicto. La Mesa es una conquista del
pueblo Colombiano, una ventana a la verdad, una puerta que se le abre a
la muralla de la intolerancia y la violencia, para luchar por grandes
transformaciones en el país. Su legitimidad y peso real se encuentra en
el protagonismo que el movimiento popular y social de Colombia asuma por
la conquista de una nueva patria. En esa lógica, las políticas
neoliberales de Santos solo podrían fortalecer la importancia de la Mesa
de Habana como instrumento de lucha para combatirlas.
VOZ: ¿Están las FARC dispuestas mantenerse en La Mesa, hasta el final, cuando haya un acuerdo de paz estable y duradera?
Timochenko: Eso está fuera de toda duda.
VOZ: El
ELN y el EPL están planteando la decisión de abrir el diálogo con el
Gobierno, ¿cómo lo ven las FARC-EP y cree que en algún momento esos
procesos puedan encontrarse?
Timochenko:
Nos parece un planteamiento correcto, la guerra no puede ser el destino
de esta nación. De hecho en el primer punto del Acuerdo General quedó
planteada la invitación a los demás grupos insurgentes a sumarse a este
proceso. Guardamos el más absoluto respeto por las decisiones de las
direcciones de esas organizaciones revolucionarias, lo que no nos impide
considerar que en una sola Mesa la unidad del movimiento popular
tendría mucha mayor relevancia. Sobre todo cuando voceros de la
oligarquía, como Enrique Santos Calderón, se han expresado en términos
tan despectivos con relación a la importancia de esas organizaciones.
VOZ: Para
algunos partidos y sectores de la izquierda, los procesos de paz de las
guerrillas deben ser útiles para estimular la unidad popular, para una
nueva realidad democrática y social que le dé al pueblo colombiano la
opción de poder. ¿Cree usted eso posible?
Timochenko: No solamente es posible, sino absolutamente necesario y urgente.
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