Comandantes I Márquez, R Granda y guerrilleros participantes de la Mesa de Diálogos en La Habana |
César
Jerez / Lunes 28 de enero de 2013
Fundador
y redactor de la Agencia Prensa Rural. Geólogo de la Academia Estatal
Azerbaijana de Petróleos (exURSS). En Bakú obtuvo una maestría en geología
industrial de petróleo y gas. Es profesor y traductor de idioma ruso. Realizó
estudios de gestión y planificacion del desarrollo urbano y regional en la
Escuela Superior de Administración Pública -ESAP de Bogotá. Desde 1998 es
miembro de la ACVC. Actualmente investiga y escribe para diversos medios de
comunicación alternativa.
La
semana pasada la delegación de paz de la guerrilla de las Farc - EP dio a
conocer los últimos tres puntos de su “decálogo” para solucionar la cuestión
agraria y garantizar la inclusión política, social y el desarrollo rural en los
campos de Colombia.
Las
Farc hicieron sus planteamientos desde el 14 de enero, día en el que se
reanudaron los diálogos de paz entre el gobierno y la guerrilla tras un receso
de fin de año. El catálogo fue expuesto en cinco comunicados, que fueron leídos
por diferentes voceros de la delegación de paz guerrillera.
El
decálogo agrario representa una actualización del programa agrario de los
guerrilleros de las FARC, un documento fundacional de esta guerrilla que data
de 1964.
El
decálogo de las Farc tiene la particularidad de que incluye gran parte de las
propuestas de las organizaciones campesinas, indígenas y afrocolombianas en
materia de desconcentración, acceso a la tierra, autonomía, ordenamiento
territorial, ambiental, productivo y reconocimiento político del campesinado.
En
cuanto a la refrendación de los acuerdos en materia de desarrollo agrario
integral, las Farc han sido enfáticas al manifestar que el único camino posible
para legitimar los eventuales acuerdos del proceso de paz es la Asamblea
Nacional Constituyente.
Llama
la atención que en la septima propuesta, las Farc recogen la figura territorial
de las Zonas de Reserva Campesina (ZRC), pero la proponen como "territorio
colectivo de Zonas de Reserva Campesina". Un elemento nuevo, pues en el
proceso de construcción y constitución de las ZRC, las organizaciones
campesinas han reclamado que los territorios campesinos deben tener los mismos
alcances de los territorios colectivos de comunidades negras e indígenas, pero
manteniendo la titulación individual de las fincas campesinas, con una Unidad
Agrícola Familiar (UAF) que limita la propiedad y con una reglamentación que
las proteja del latifundio, los agronegocios y los intereses de las empresas
minero-energéticas.
El
siguiente es el texto completo del preámbulo y de las 10 propuestas presentadas
por las Farc al gobierno y la sociedad colombiana, fundamentales para el debate
sobre la tierra, la cuestión agraria y el desarrollo rural en Colombia. El
decálogo es un punto de partida determinate para el futuro del proceso de paz,
el establecimiento de acuerdos y el logro de una paz estable y duradera.
Las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del pueblo (FARC-EP),
comunican:
Su
reiteración en exigir celeridad en el análisis profundo e integral -pensando en
los intereses de las mayorías nacionales-, del Acuerdo general para la
terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. En
tal sentido, conminan al gobierno de Juan Manuel Santos a cesar en la retórica
guerrerista que acompaña de falsas promesas de solución a los problemas
sociales, y se comprometa públicamente a presentar soluciones prontas, tangibles,
apartadas de la demagogia, para los problemas de miseria que han generado la
terrible confrontación que desangra al país.
La
Delegación gubernamental que dialoga con las FARC-EP debe demostrar voluntad
para avanzar, sentando sobre la Mesa propuestas claras que le indiquen al país
que el gobierno no prolongará indefinidamente en el tiempo las soluciones al
grave problema del latifundio y de los despojos de la tierra por métodos
violentos o disfrasados de legalidad, que han profundizado la guerra generando
desplazamientos, masacres, luto y desolación, para favorecer a las élites y a
las trasnacionales que saquean la patria.
Las
FARC-EP han estudiado con atención las propuestas que el pueblo presentó en
eventos como las Mesas Regionales de Paz impulsadas por las Comisiones de Paz
de Senado y Cámara, el encuentro internacional Pueblos Construyendo Paz, el
Foro Política de Desarrollo Agrario Integral (enfoque territorial), las
propuestas enviadas a la página Web dispuesta por la Mesa de Conversaciones, entre
otras inciativas que deben motivar la máxima participación y la presencia
directa de la ciudadanía en el proceso de paz.
Del
estudio de tales propuestas y reflexiones, hemos tomado las conclusiones
centrales para esbozar una posición preliminar referida al primer punto del
Acuerdo General, la cual apunta a resolver la injusta estructura latifundista
de la tenencia de la tierra, causa fundamental de la miseria y la guerra que
padece Colombia. Nuestra propuesta, la cual iremos presentando a consdieración de
nuetros compatriotas en el curso de este nuevo ciclo de intercambios, la hemos
titulado Diez propuestas para una política de desarrollo rural y agrario
integral con enfoque territorial, y con respecto a ella presentaremos paulatina
y públicamente los argumentos de sustento que están construidos observando las
iniciativas de la población.
Las
FARC-EP, en ejercicio de su soberanía política y en desenvolvimiento de su
interlocución constante con el pueblo, ponen en conocimiento del pais la
primera de las diez propuestas:
PRIMERA
PROPUESTA. Realización de una reforma rural y agraria integral, socioambiental,
democrática y participativa, con enfoque territorial, fundamentada en los
siguientes propósitos:
a.
Superación de las condiciones políticas, económicas, sociales y culturales que
generan el ejercicio estructural de la violencia por parte del Estado y fuerzas
paramilitares en las zonas rurales, y provocan el alzamiento armado guerrillero
para enfrentar esas condiciones.
b.
Transformación de las relaciones rurales, que contribuya a la democratización
real del poder territorial, de la sociedad, del Estado y del modelo económico
en su conjunto, así como al buen vivir de la población. c . Erradicación del
hambre, la desigualdad y la pobreza rurales;
restablecimiento
de la dignidad y reconocimiento de los campesinos y campesinas como sujetos
políticos, y garantía y disfrute efectivo de sus derechos políticos,
económicos, sociales y culturales, incluida la correspondiente provisión de
recursos de presupuesto e infraestructura social.
d.
Construcción de una nueva ruralidad basada en la justicia territorial y la
democratización de las relaciones urbano-rurales.
e.
Desconcentración y redistribución de la propiedad sobre la tierra mediante la
erradicación del latifundio improductivo, inadecuadamente explotado u ocioso.
f.
Promoción al acceso y el disfrute del derecho a la tierra y al territorio de
los campesinos sin tierra y de las mujeres en especial.
g.
Prohibición o establecimiento de límites estrictos, según el caso, a la
extranjerización de la tierra.
h.
Reparación integral de la población víctima del desplazamiento forzado y del
despojo.
i
. Protección y mejoramiento de las condiciones de propiedad y producción de los
pequeños y medianos propietarios.
j.
Reconocimiento y respeto de los territorios colectivos de comunidades
indígenas, afrodescendientes, raizales y palenqueras, así como de los
territorios campesinos de Zonas de Reserva Campesina y de futuras Zonas de
Producción de Alimentos.
k
. Ordenamiento territorial y definición de usos de la tierra que garanticen la
protección de los ecosistemas, la sostenibilidad socioambiental, el derecho al
agua, la producción de alimentos y la soberanía alimentaria.
l.
Estímulo a la economía campesina y en especial a la producción de alimentos,
considerando la coexistencia de diferentes modelos de producción, atendiendo
regulaciones estrictas de los encadenamientos productivos.
m.
Auspicio de una política de investigación y desarrollo científico técnico, de
protección de las semillas nativas y del conocimiento propio.
n.
Dotación de medios de producción, de infraestructura física de transporte y
comunicaciones, de distritos de riego y regadío, de acopio, almacenamiento y
comercialización, de recursos de crédito y de otros medios de financiación,
privilegiando las economías campesinas y de producción de alimentos.
o.
Denuncia o revisión de tratados y acuerdos y de todo tipo de regulaciones de
libre comercio, inversión o propiedad intelectual que afecten la soberanía
alimentaria y las condiciones de nutrición y alimentación de la población.
p.
Definición precisa de medidas para evitar la especulación financiera con la
tierra y las economías rurales. En todo caso, el total de la propuesta será
publicada al terminar el mes de enero con las correcciones a que hubiere lugar,
y en adelante se presentarán los complementos de sustentación.
2.
La erradicación “del hambre, la desigualdad y la pobreza de los pobladores
rurales”
Las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, en ejercicio
de su soberanía política y en desarrollo de su interlocución permanente con el
constituyente primario que es el pueblo, comunican:
Mantenemos nuestro compromiso de presentar de
manera paulatina ante el país, nuestras propuestas referidas al primer punto de
la Agenda del Acuerdo general para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera.
Inspirados en los anhelos populares, el
conjunto de nuestras iniciativas son mínimos para buscar puntos de aproximación
con el gobierno; lleva por nombre Desarrollo rural para la paz de Colombia y se
compone de Diez propuestas para una política de desarrollo rural y agrario
integral, al respecto de lo cual hicimos un primer esbozo en comunicado
reciente de fecha 14 de enero de 2013.
A
continuación damos a conocer el encabezado de nuestra iniciativa de Desarrollo
Rural y las propuestas dos y tres de la misma:
Considerando
el mandato histórico del Programa Agrario de los Guerrilleros y de otras
elaboraciones programáticas de las FARC-EP, acogiendo y haciendo suyos
importantes análisis, propuestas e iniciativas, formuladas con entusiasmo,
esperanza y anhelos de paz por numerosas y muy representativas organizaciones
de la sociedad colombiana, en general, y del movimiento social y popular, en
particular, presentadas en los encuentros regionales por la paz impulsados por
las Comisiones de paz del Congreso de la República, así como en el Foro
Política de desarrollo agrario integral – enfoque territorial, organizado por
las Naciones Unidas y la Universidad Nacional de Colombia (Centro de
Pensamiento y seguimiento al proceso de paz), a petición de la Mesa de Diálogos
de La Habana, celebrado del 17 al 19 de diciembre de 2012 en Bogotá, D.C., las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo, ponen a
consideración del pueblo colombiano las siguientes ocho propuestas de
desarrollo rural para la paz de Colombia:
Segunda
Propuesta: Erradicación del hambre, la desigualdad y la pobreza de los
pobladores rurales, y compromiso con el mejoramiento de sus condiciones de vida
y de trabajo, mediante el acceso y disfrute efectivo de sus derechos políticos,
económicos, sociales y culturales. Ello implica, de manera prioritaria, la
puesta en marcha de programas masivos de nutrición y alimentación y de empleo
rurales, de dignificación y laboralización del trabajo agropecuario atendiendo
estándares de normatividad internacional, así como la provisión de la
correspondiente infraestructura social en educación, salud, vivienda, seguridad
social, recreación, cultura y deporte, acompañada de la disposición
extraordinaria de recursos del presupuesto público.
Tercera
Propuesta: Construcción de una nueva ruralidad basada en la democratización de
las relaciones urbano-rurales, y en el principio de la justicia territorial,
que supere visiones extractivistas y utilitaristas del mundo rural y reconozca
en él sus potencialidades políticas y culturales para el desarrollo del país y
el buen vivir de su población.
Ello
implica la puesta en marcha de medidas excepcionales para cubrir la deuda
histórica política, económica, social y cultural del Estado con el campo y sus
pobladores, deuda que ha producido violencia, exclusión, desigualdad, pobreza,
discriminación y segregación territorial; impone la desmilitarización del
Estado y de la sociedad y la superación de la estigmatización del campesinado;
conlleva el ordenamiento y la regulación del territorio urbano-rural con base
en criterios de equidad, mutuo beneficio y participación democrática; demanda
medidas reales y efectivas para la apropiación de la riqueza pluriétnica y
multicultural del mundo rural, incluyendo valores, modos de vida y de
organización de la economía.
CUARTA
PROPUESTA: Ordenamiento social y ambiental, democrático y participativo del
territorio, del derecho al agua y de los usos de la tierra, que propicie
relacionamientos sostenibles con la naturaleza y equitativos con la ciudad,
priorizando la protección de ecosistemas frágiles y el acceso y disfrute
estratégico del agua por parte de la población; reconozca y respete las
diversas trayectorias étnicas y culturales de vida y de organización del
territorio; estimule usos agrícolas de la tierra que “desganadericen” las economías
rurales y privilegien la producción de alimentos y la soberanía alimentaria;
contemple una organización de la producción de bienes agrícolas básicos en
espacios aledaños a los centros de consumo, propiciando y afianzando el
asentamiento y estabilización de pequeños y medianos productores en esos
espacios; establezca límites y estrictas regulaciones socioambientales, o
prohibiciones, según el caso, a las economías de extracción de gran minería a
cielo abierto, de hidrocarburos, de generación de energía hídrica y de
producción de agrocombustibles; establezca regulaciones específicas de
acompañamiento a la pequeña y mediana minería y a la minería artesanal para
contribuir a su sostenibilidad socioambiental o a su reconversión; y contemple
acciones frente a los cultivos de uso ilícito para transitar hacia producciones
alternativas o de sustitución, o para su legalización atendiendo fines
medicinales y terapéuticos o razones culturales.
QUINTA
PROPUESTA: Garantía de acceso real y efectivo y disfrute del derecho a los
bienes comunes de la tierra y el territorio, considerando de manera especial el
derecho de las mujeres, y una perspectiva pluriétnica y multicultural. Se
propone la creación de un Fondo de Tierras, conformado por tierras provenientes
de latifundios improductivos, ociosos o inadecuamente explotados, tierras
baldías, tierras apropiadas mediante el uso de la violencia y el despojo, y
tierras incautadas al narcotráfico. Con base en la definición de las
condiciones agroecológicas, de fertilidad y productividad de las tierras que
conforman el Fondo, se procederá a su distribución a través de la dotación de
tierra a campesinos sin tierra y a mujeres, de manera prioritaria; se mejorarán
las condiciones de propiedad y de producción de los pequeños y medianos
propietarios, incluida la superación del microfundio. Las unidades de
propiedad, medidas en Unidades Agrícolas Campesinas, deberán garantizar
condiciones de vida y de trabajo digno a los campesinos y campesinas y evitar
la concentración de la propiedad sobre la tierra. Economías campesinas
asociativas y de cooperación serán estimuladas. Los flujos poblacionales y
reasentamientos provocados por la redistribución democrática y participativa de
la tierra serán concertados con los campesinos. El acceso a la tierra comprende
el reconocimiento y definición de territorios campesinos, indígenas,
afrodescendientes, raizales, palenqueros e interétnicos. En el caso de la
población desplazada y de las víctimas del despojo, la restitución de tierras
debe ser superada por la reparación integral basada en el catastro alternativo.
El acceso a la tierra no implica la mera formalización jurídica de la
propiedad, es decir, la titulación, también exige la provisión de condiciones
generales para su usufructo, la protección frente a la especulación financiera,
la prohibición o regulación estricta, según el caso, del derecho de superficie.
La política tributaria debe erigirse en un instrumento de la política de
desconcentración de la propiedad; debe ser directa y progresiva y prever
mayores castigos tributarios para tierras ociosas, improductivas o
inadecuadamente explotadas; supone una actualización inmediata de los avalúos
catastrales, atendiendo parámetros técnicos.
SEXTA
PROPUESTA: Reconocimiento de los territorios colectivos y las territorialidades
de los pueblos indígenas, de las comunidades afro-descendientes, raizales y
palenqueras, lo cual implica la titulación colectiva de sus tierras y
territorios, el respeto real y efectivo de la autonomía y la organización
política, económica, social y cultural de esas comunidades, con fundamento en
jurisdicciones propias, y la responsabilidad del Estado para su protección y
financiamiento. En el mismo sentido, se propone el establecimiento de
territorios interétnicos, definidos como territorios de coexistencia de las
diferentes formas culturales de vivir de las comunidades campesinas, indígenas
y afro-descendientes, con regulaciones colectivas propias y atendiendo
principios de autonomía y autogestión.
SÉPTIMA
PROPUESTA: Reconocimiento y definición de los territorios y las
territorialidades campesinas, incluidos los derechos de las comunidades
campesinas y la dignificación y el reconocimiento político del campesinado. Los
territorios campesinos deben tener los mismos alcances de las otras formas de
territorios colectivos. En consecuencia se fundamentan en el respeto real y
efectivo por la autonomía y la organización política, económica, social y
cultural, en el establecimiento de jurisdicciones campesinas propias, y en la
responsabilidad del Estado para su protección y financiamiento. Estos
territorios asumirán dos formas: Primero, como territorio colectivo de Zonas de
Reserva Campesina; segundo, como Zonas de Producción Campesina de Alimentos.
Todo lo anterior, ha de acompañarse de medidas que garanticen la vida y las
concernientes a la dignificación y al reconocimiento político de los campesinos
y campesinas por parte del Estado, lo cual debe empezar con la adopción de la
declaración de los derechos del campesino de la ONU, así como del acuerdo 141
de la OIT referente al trabajo rural, con su consecuente incorporación en el
ordenamiento jurídico.
Las
FARC-EP presentarán en el día mañana, el desarrollo de la quinta propuesta, y
responderán a las inquietudes de los comunicadores sociales sobre el tema, en
rueda de prensa que se realizará a partir de las 15:00 horas.
Propuesta
Octava: Compromiso con la soberanía alimentaria mediante la promoción y el
estímulo a las diversas formas de producción de alimentos destinadas al
cubrimiento de las necesidades nutricionales y de alimentación del pueblo
colombiano. Ello demanda crear condiciones de producción, circulación,
comercialización y consumo de los alimentos, basadas en relaciones de equidad y
justicia y de mutuo beneficio entre productores rurales y consumidores urbanos,
incluidas la provisión de infraestructura física, especialmente de vías de
comunicación y de riego, de transporte, de acopio y almacenamiento, de
comercialización y acceso a los mercados local, regional, nacional o internacional,
de crédito y de otros medios de financiación. La economía campesina merece
especial protección y estímulo por parte del Estado. Lo anterior, también
comprende la posibilidad de encadenamientos productivos entre diversos modelos
de producción agrícola, con fundamento en estrictas regulaciones que garanticen
organización y distribución equitativa de la producción y sus beneficios entre
los diferentes componentes de tales encadenamientos. Se incluyen igualmente las
economías rurales de carácter agroindustrial, orientadas al mercado mundial,
siempre y cuando no afecten la soberanía alimentaria y garanticen
sostenibilidad socioambiental.
Propuesta
novena: Estímulo a la investigación y al desarrollo científico y tecnológicos,
a la protección y promoción del conocimiento ancestral y propio, a las semillas
nativas, con miras a garantizar la conformación de una base técnico-material
que sirva de sustento para el abastecimiento alimentario y el desarrollo
industrial. Estímulo a la investigación socioeconómica de la economía y
sociedad rural, apoyada en la producción y sistematización permanente y
actualizada de información, para apoyar el diseño de las políticas de
desarrollo rural. Ello impone la realización inmediata de un Censo Rural y
Agrario.
Propuesta
décima: Denuncia o revisión de los acuerdos y tratados y de toda regulación
supranacional de comercio, inversiones o propiedad intelectual, que menoscaben
la soberanía alimentaria y las condiciones de nutrición y alimentación de la
población, propicien la extranjerización de la tierra y el territorio,
promuevan su acaparamiento en manos de consorcios transnacionales o estimulen
la especulación financiera, propicien la producción transgénica o la imposición
de paquetes tecnológicos por transnacionales de los agronegocios o de la
alimentación. Mientras ello se produce, expedición de medidas inmediatas de
protección y subsidio a las economías de producción de alimentos, en especial a
la economía campesina, amenazadas por la puesta en marcha de los tratados de
libre comercio.
Las
diez propuestas aquí presentadas, demandan la conformación de una nueva
institucionalidad estatal y social de la economía y la sociedad rural
colombiana. De igual manera, implican la activación de mecanismos que
garanticen su seguridad jurídica, una Asamblea Constituyente y legislativa es
el camino.
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